jueves, 5 de abril de 2007

Ya están listos para saltar: Nuca

No tuve tiempo para escribir yo, así que les dejo una crítica de rock.com.ar (bastante pedorra, por cierto).

Crítica: "Máquina de la Pampa"
El tercer disco de Nuca puede que los encamine definitivamente hacia la masividad.

Si Gustavo Santaolalla no hubiera decidido que Matías Chávez Méndez debía dejar la batería de Arbol en manos de un sesionista para la grabación del primer disco de los de Haedo, quizá él no se hubiera ido de la banda. Y seguramente, aunque la banda existía antes del alejamiento, Nuca no se hubiera desarrollado. Desde ese entonces, Chávez realizó un viaje revelador por Latinoamérica, en el cual trabajó el concepto de Nuca. Consecutivamente dejó los parches para cantar y tocar la guitarra de las canciones que él mismo compuso. Y así grabó tres discos con este colectivo musical (son 9) del Oeste bonaerense cuya conducción comparte con Pablo Romero (cantante de Árbol y co-productor de los tres discos de Nuca).
Chávez trabajó en Máquina de la Pampa durante más de dos años. Había prometido que iba a ser una relectura personal de la cumbia, pero hay poco y nada de ritmos latinos: Celso y Situación son las más explícitas, aunque en el final de Que la música no pare se ve como una distorsión y una batería cortante pueden transformar una canción latina en un power emo core. Esta placa aleja a Nuca del dub poderoso que marcó su segundo disco (Paraway, 2003) y ahora la música se apoya en una instrumentación menos artificial. La producción en estudio enriqueció notablemente a las canciones, que van de la invitación a bailar del dance a las guitarras agresivas del hardcore. La mezcla recuerda, sobre todo por las voces y coros, a los discos de Árbol, pero la inclusión de scratchs, loops y vientos le aporta el sello personal.
Paradójicamente, cuando buena parte de las bandas argentinas desearía que Gustavo Santaolalla pose su atención sobre ellas, Nuca empezó dándole la espalda al gurú del rock latino. El tiempo sanó esa disyuntiva y el final vuelve a juntar los extremos. Acá hay tanto de Árbol que es probable que empiecen a compartir caudal de público. Puede que estemos ante la placa que encamine a Nuca hacia los albores de su masividad.

1 comentario:

Hugo dijo...

Lástima que se quedaron en eso, realmente pintaban para mucho.

Una pena.