“Para saltar, tenés que replegarte un poco para tomar impulso, flexionar las piernas... Creo que el primer disco de La Perla es ese momento en el que flexionás las piernas; La novena utopía es el momento en que saltás; Rafael es cuando, para dar otro salto uno se vuelve a replegar... Y América es el segundo salto, más alto que el anterior, elevado a la potencia. Es la condensación de los otros tres discos: todo llevado al extremo”.
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En diciembre del año pasado visitamos con Vicky Schwindt a Pablo Adrián Vidal en su hogar de Floresta / Monte Castro. ¿La excusa? Charlar un poco del nuevo disco de La Perla Irregular, América, de manera informal –aunque con grabador en mano– y tomarle unas fotos (ella lo hizo, claro, son las que ven aquí). Mi idea no era hacer una entrevista a la manera de las charlas que son una fija de este blog, aunque todo transcurrió como suelen transcurrir esas charlas: con buena onda y fluidez. Esto que leen aquí.
Conocí a Pablo al poco tiempo de salido “el primer salto”, ese gran disco llamado La novena utopía. En nuestro primer encuentro me impactó su ambición (démosle a la palabra la acepción que merece, por supuesto que no hablo de ambiciones económicas o de poder, sino de objetivos claros). Pero lo que más me sorprendió fue el método que aplicaba Pablo a la hora de componer las canciones del primer disco de La Perla, que en ese momento era sólo él y dichas canciones: Vidal pasó al pentagrama todos los arreglos de los temas, sin tocarlos ni grabarlos antes; escuchó las canciones completas, vestidas, recién cuando fueron grabados todos los instrumentos.
Tenía la música entera en la cabeza. Eso habla de alguien brillante.
Luego de La novena utopía salió Rafael, y además de hacer una nota en la que se copó y contó el concepto del disco tema por tema, fuimos a los Estudios del Nuevo Mundo a llevarle el disco a Litto Nebbia, en lo que fue un día inolvidable para nosotros: presenciamos una sesión de grabación completa del maestro, que por ese entonces registraba su gran disco triple La canción del mundo.
Esa buena onda y esos encuentros fueron siempre de la mano con sus proyectos. Y, decía, a fines del año pasado La Perla editó mediante De Regreso a la Fantasía (el sello que creó y que tiene renovados planes para este 2013, planes que van más allá de LPI) un gran disco titulado América. En él, deja plasmado de manera definitiva su amor por la década de los ’60, aquella en la que el rock comenzó a ser una cultura mundial y una música que atraviesa los corazones y las mentes del mundo. Pablo habla con entusiasmo de aquellos años y, en efecto, su aspecto, su música y su búsqueda pertenecen a esa era dorada, aunque el tiempo quiera decir lo contrario: Vidal nació en el año equivocado pero se acomoda con sus movimientos, sus incontables ideas y sus proyectos. Le encanta que le digan que la música que hace es “psicodelia criolla”. Eso es.
América es un álbum complejo y denso, como ninguno de los discos anteriores de La Perla. Irregular. Necesita una buena cantidad de pasadas, debe escucharse con atención. Se grabó en un período de casi un año, lo que habla de su espesor y del entramado de sus laberínticos arreglos, sus rebuscadas formas y su profusión: es un árbol al que las ramas le brotan por todos lados. Vidal se consagra con América como un animal de estudio. Por supuesto que ama a los Beatles y, en eso, parece seguir el camino que aquellos monstruos transitaron cuando el 29 de agosto de 1966 decidieron abandonar los escenarios: el estudio como un lugar maravilloso y digno de explorar, la búsqueda sonora tomada como un factor fundamental para la ornamentación de las canciones; la elección de los timbres, de la instrumentación, cuestiones que quizá un simple escucha no considera a la hora de apretar play.
¿Ejemplos? Pablo me cuenta que los bajos fueron lo último que se grabó en América porque quería sí o sí un Höfner Violin (aquel modelo de bajo eléctrico que utiliza McCartney, sí) que, por supuesto, su obstinación consiguió: “¡Un Höfner de 1967! Me lo prestó Pulga Luciani, es el mejor bajo que toqué en mi vida”.
Hay también un arpa india que es muy difícil de conseguir –el swarmandal–, pero Pablo se contactó con la gente de la Escuela de Música de la India en Argentina (SaRGaM) y le bastaron algunos llamados para hacerse del instrumento, que él mismo ejecutó en el disco. “Me podría haber bajado el plugin pero quería estar con ese instrumento, sino no tiene gracia”.
“La mezcla y el mastering se hicieron en un toque”, me dice. Resulta algo insólito que haya utilizado equipamiento analógico, pero es otra ronda en su búsqueda. “Lo que tiene de bueno es que no te permite dar tantas vueltas como la compu... Por suerte, todo lo que hice me gustaba de entrada; se mezcló y masterizó en 32 horas. Pude acelerar el proceso, ya me estaba volviendo loco”.
Pablo no es ingenuo y América llega en un momento de potencia, emergencia y reposicionamiento de los países latinoamericanos en el mundo. Cuando falleció el comandante Hugo Chávez, en la página de Facebook del grupo, en el Facebook personal del propio Pablo y en el de varios de sus compañeros, se cambió la foto de perfil por una bandera de Venezuela. Puede parecer un gesto mínimo e insignificante pero yo lo vi como un detalle consecuente con los debates coloridos que hay en nuestra actualidad y que pintan su América. Él me aseguró, de todas formas, que “mis intenciones una vez que salió el disco ya no cuentan, el disco es el que habla. Pero no, no es ingenuo ponerle América en un momento de ebullición...”.
Pero no sólo de América vive el hombre. En los últimos tiempos, Vidal produjo un simple de Pels, y la comunión con el grupo derivó en una fusión que quizá ninguno de ellos esperaba. El simple, Nancy y Julio, contiene dos canciones magníficas que llevaron ¡casi un año! de producción. “Se grabó todo con fechas muy espaciadas entre sí; y la orquesta se grabó por separado por lo que fue muy caótica la grabación”, explica Pablo. Luego de Nancy y Julio, en el que el productor es anunciado además como invitado estelar, se dio la alianza: Vidal es (por) ahora miembro permanente de los Pels, y los hermanos Zucal (Tingo, cantante y guitarrista; Nacho, tecladista) se incorporaron al sexteto estable de La Perla, que completan Marcos Fernández Moujan en batería, Richie Sanabria en bajo y Joel Bonelli en primera guitarra. Además de Pablo, claro.
Pels es parte de la armada De Regreso a la Fantasía –“el sello está tomando más vuelo, la idea es sumar más grupos, que empiece a crecer y se arme un sello interesante; en Capital no hay tantos, hay muchos en La Plata”– y la comunión es tal, que de vez en cuando anuncian los shows, un poco en joda un poco en serio, rebautizándose Perls.
“Me interesa producir, tuve varias propuestas pero vamos a ver qué sale y qué no. Es algo que lleva mucho tiempo y me gusta hacerlo bien”. Le creemos y esperamos novedades.
Además, Pablo participa del programa de radio Patologías culturales que se emite por FM La Tribu, haciendo... una columna de música de los ’60. Y no se queda ahí: ha publicado notas en la revista cultural La Otra –algo que surgió a partir de la columna radial– y, cuando le digo que sólo le faltaría el rubro cine para completar todos los casilleros, responde “tengo ganas de hacer algo audiovisual, también” y cuenta que participó de un concurso con un corto que hizo para la facultad (estudia Artes Combinadas en la UBA).
Pero retomamos la senda de la música. Porque La Perla Irregular presenta este sábado América y, ya desde el hoy, Pablo invita. Es en el Teatro del Viejo Mercado y la cosa va completa: sonará el álbum entero, con todos sus detalles orquestales, ya que al grupo de rock se sumará el cuarteto de cuerdas y los vientos que grabaron en el disco.
Con vistas al futuro, Vidal vuelve a sorprender: “Tengo un disco todo compuesto. Cuando salió Rafael compuse 10, 11 temas, que son de otra estirpe: canciones muy simples, algunas hasta con un toque de comicidad, menos solemnes. Las encarpeté. Quiero grabarlo rápido: vendría sin orquesta, con la formación de Highway 61, digamos. Vamos a ver qué pasa, por ahí cambio de opinión”. Le pregunto si ya imagina el nombre, se ríe y no lo quiere decir. Por supuesto: ya tiene todo claro en su mente. Y se despide con una frase que lo pinta de cuerpo entero:
“Estoy dedicado a esto, voy en el bondi pensando ‘voy a hacer tal canción’. No tengo un contrato con nadie, lo hago por motivación propia”.
+ La Perla Irregular presenta América este sábado 27 de abril a la medianoche en el Teatro del Viejo Mercado, Lavalle 3177. Entradas: $60, a la venta en el Teatro del Viejo Mercado o por TuEntrada.com.
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