jueves, 14 de mayo de 2015

SEMANA PANDOLFO: Escucha mi sonido, amor


Nos acercamos al final de la Semana Pandolfo. Esta vez, Palo empieza hablando de los rockeros y su relación con la política: el camino nos lleva a los Redondos y la fiesta (para comprender mejor el concepto, bien vale leer la parte anterior de la charla), Charly García y sus novedades, V8 y su pesadez incomprendida por el público de rock en épocas de dictadura... 

A partir de ahí, Pandolfo analiza el momento actual del rock argentino con buenos ojos. Mirada que el hombre ahondará en el capítulo final de esta charla, a publicarse en unas pocas horas. Eso: imperdible. 

[Querido rezagado: aquí está la PRIMERA PARTE y la SEGUNDA ¡y la TERCERA! de esta nota. Léala completa y va a comprender mejor]

PALO POLÍTICO

Vos siempre tuviste muy fuerte ese costado político, además de tu costado místico. En el rock argentino, si bien hay excepciones, hay cierto temor a expresar una opinión política jugada, incluso hoy.
Sí, aunque con el kirchnerismo eso ha cambiado un poco. Pero es lo que te decía: nos cuesta ser honestos, estamos como envueltos en una nube de pedos, de engaño. No sé si tiene que ver con... Yo siempre encuentro la raíz de todos los males de Argentina en Buenos Aires (risas). Soy muy crítico. De hecho, es el Río de la Plata del Potosí: en el 1500, 1600, sacaban por barco la plata y el oro del norte de Bolivia y se llevaba (hace un chasquido con los dedos) de acá para Europa, saqueando el tesoro de los incas y demás. Y Buenos Aires cobrando impuesto, o sea que estaba hecha para eso: la hicieron para el curro del afano, estaban afanando y estos afanaban...

¡Afanaban del afano!
¡Afanaban del afano! Por ahí está el perdón del que le roba a un ladrón pero... ¡Es una falacia ese refrán! (Risas). Volviendo a lo de Galtieri: el puerto narco que hizo fue en Rosario. (Enfatiza) ¡La bajaban en barco, igual que la plata del Potosí! Para llevársela a Europa y para llevarla a su red de narcos. Por eso Rosario es el narcosocialismo. Pero no es el narcosocialismo, es el narco a secas. Galtieri instaura en Rosario... Te lo dejo a vos, ¡investigalo, boludo, la concha de tu hermana! (Risas).

Y yo que creía que venía a hablar de liso y llano rock and roll (Más risas)
Es que la música la grabo y la escuchás, ¡qué más vamos a hacer! (Risas). Igual podemos hablar de música todo el día, yo me encuentro con músicos y...

Lo decía en chiste igual, por supuesto que me interesa tocar otros temas y es lo que estamos haciendo.
Es que para mí el rock abre cabezas, es para eso. ¡Si no para qué me sirve! Está el éxtasis, me rectifico: el éxtasis me sirve. Y me sirven los shows del Indio, me gusta, lo veo bien. Me gustaría que se pueda hablar de las cosas buenas y malas del rock. Me gusta esa comunión de gente volcada a un show, a flashearla... Igual, poniendo los puntos sobre las íes, decir “bueno, pero estaría bueno observar ciertas cositas”. No quiero ponerme del lado de enfrente, no quiero estar en ese lugar, no quiero ser yo el que venga a bajar línea a los demás. Yo quiero plantear dudas, discutir, opinar y ser uno más de un montón. No quiero venir a pontificar porque me aburre, tampoco soporto a la gente que les dice a los demás lo que tienen que hacer. Si no, bueno, me haré pai, cambiaré de rol: me haré brujo y ayudaré gente, para eso me dedico al chamanismo. Pero dentro de todo, soy un cantor popular y después de criticar a la oligarquía que odia la fiesta... Yo no odio la fiesta.

Son cosas que, desde adentro, quizá no se discuten tanto. Ese es el punto.
Mirá: un día volvía de Ayacucho -estaba haciendo shows medio perdidos en el Interior- y tomé un micro a las cuatro de la mañana. Y subo a un micro en el que había toda gente desmayada durmiendo, tirada, y pensé “qué loco”. Porque subí en la ruta, en el medio de una parada, me subió el productor tipo “acá, acá”. Yo estaba con la guitarra y uno se despierta, me mira así y me dice “¡¡¡Palo!!!”. ¡El primero que se despierta me grita en el medio del micro! ¡¿Qué es esto?! (Risas). Después había una vieja toda rocanrolosa con una remera argentina desconchada, unas minitas divinas... ¡Venían de Tandil, de ver al Indio! ¡Estaban satisfechos! Estaban desflorados, los habían garchado pero estaban bárbaro. Lo que vi me dio una ternura... Me dio mucho amor esa gente, te lo juro.

Toda esa movilización.
Todos volviendo unidos en ese micro, desflorados. Me sentí bien tratado por ellos (risas). Fue un momento en que dije “qué grande el Indio, boludo”. Me dio mucha ternura, como un amor piadoso, de decir qué bueno esa comunión. Desde el vamos, cuando los Redonditos dicen “salgamos de la ciudad” tiene que ver con lo que estoy diciendo yo: ante ver el infierno, la muerte en las comisarías, el latrocinio, el acabose, vamos a sacar un show afuera. La vieron. Es un gran gesto revolucionario, porque no sé si hicieron muchos más. Pero de alguna manera salir de la ciudad y hacer eso me parece algo bastante ritualístico performativo de esencias. Es bastante interesante porque mucha gente que no sale se va a Mar del Plata, a Punta del Este, a Bariloche y a Miami. Porque también al Indio va a verlo mucha gente bien.

Claro, para ser así de popular te tienen que ir a ver todos.
¡Sí! Es interclasista, atraviesa todo. Siempre lo hicieron y es maravilloso, y de alguna manera es admirable. Ese gesto de salir de la ciudad, vivirlo en carne propia, tomarme un micro perdido a las 4 de la mañana y que te sorprenda. Porque al principio yo no entendía y cuando entendí que toda esa gente venía de ver al Indio en Tandil dije “es buenísimo”, me encantó en serio. Vale como aclaración de mi ser criticón porque también algo bueno veo en todo el movimiento del rock argentino, si no me pego un tiro (risas). Yo siempre fui muy defensor del rock argentino, escuchaba los Beatles y rock nacional, después pasé a Zeppelin, Yes y todo lo demás.



ROCK ARGENTINO: HAY MELODÍAS EN MIS OJOS

Sos muy fan de García-Spinetta.
¡Sí! Y más: Almendra, Sui Generis, Pappo’s Blues, León Gieco, Arco Iris, Vox Dei, Color Humano, Aquelarre.

¿Y hoy? En las entrevistas hablás de lo que vos llamás La Nueva Vanguardia (Lucio Mantel, Tomi Lebrero, Lisandro Aristimuño y un largo etcétera) aunque decís que te gustaría que tuvieran un poco más de rock and roll.
Tiene que ver con lo que estamos hablando, es como decir “bueno, paremos un poquito con el rock and roll”. Porque el rock and roll se convirtió en Cromañón. Entonces es una reacción humana bastante natural esto de decir “cool, tranquilos, cantemos canciones”. Es una consecuencia de todo el rock chabón, decir “basta, nosotros no queremos aguante-aguante-aguante”. La cultura del aguante. Los Redonditos, La Renga y Los Piojos pero también el mismo Charly García. ¡Basta! (grita). Igual a Charly lo amo. Un paréntesis de Charly, hablando de música: lo que hizo con Viudas e Hijas de Roque Enroll (menciona la serie de Telefé Viudas e Hijos del Rock and Roll como si fuera la banda). ¿Lo viste? La última canción de Charly García: “La máquina de ser feliz”.

Sí, ¡Oscar Cuervo estaba como loco!
¡Yo también! (Risas). Escuché la canción en internet, alguien lo linkeó y así como caí en Espiritango caí en eso. Y es tre-men-do, ¡tremendo, boludo! (grita). Es oscuro como la mierda, sórdido, inteligente, pícaro. Hay contradicción: es crítico porque es una burla atroz a todos nosotros y a él mismo. Oscura y genial. Lo amo, lo amo mal a Charly.

¿Y de los nuevos, me decías?
Ahora creo que es un estallido de multiplicidades, de bandas... Creo que es el mejor momento del rock argentino. Así, dicho mal y pronto.

¿Sí? ¿Desde siemp--?
(Interrumpe) ¡Desde siempre! En diversidad. Y en esa diversidad, hay calidad. Veo una diversidad como nunca imaginé. Aparte, la gente puede pasar de ver Carajo a ver Miranda! No quiero irme de mambo pero creo que el público está abierto, el joven no está tan rep… antes en los ’70 era “este es una mierda”, había un puterío y estaban todos en contra de todos.

¡La verdulería completa para Los Encargados en BARock!
En los ’80, todo mal: la dictadura encarnada en el rock nacional. La gente agresiva contra la diferencia, pegándole al diferente. Horrible. Igual vi V8… ¿lo viste alguna vez en internet?

Bueno, a ellos también les tiraron de todo en BARock.
Hay cosas de V8 en internet que, ponelo cuando puedas, te rompe la cabeza. Es realmente adrenalínico, está todo mal, es reheavy metal. Y en un mega festival están ellos ahí tocando, “Destrucción” creo que se llama el tema (canta).

Sí, es su clásico. Nunca me puse a ver videos de ellos pero el disco en el que está es algo así como el puntapié inicial del heavy argentino.
Claro, yo no conozco los discos, los conozco ahora con los videos pero nunca un amigo trajo un disco. Te decía, era un mega festival,  entonces toca V8, termina... hay siete heavys cantando, la cámara está desde el público. Y era clásico de esa época, termina y se escucha que uno grita “¡abajo!”. ¡Para que se sienten! (Risas). Había que estar sentado, el que se paraba... “¡Abajooo!” (Imita). Gritaba un boludo, un mediocre de clase media, un empleado boludo (risas). Lo odié, me puse remal porque yo estaba ahí, me dio vergüenza de pertenecer a eso. Era muy típico de los '80 en la época de la dictadura ir a festivales y que estuviera ese “abajo”. Bueno, boludo ¡parate, qué abajo! ¡De pie, stand up, wake up! (Risas).

Hace poco dieron Prima Rock en Incaa TV y se veía eso. Estaba tocando Nito Mestre con el Negro Rada...
Sí, y qué vas a hacer, con esos tenés que quedarte sentado (risas).

¡Bueno, pero también tocaba Dulces 16, ponele, y pasaba lo mismo!
Sí, era un chiste, obvio. Pero acá estaba tocando V8, imaginate, lo más pesado que se hizo en Argentina, la banda icónica del aguante metalero, una descarga de energía tremenda. Tiene que ver con estas cosas que estamos hablando, con las contradicciones, con ese miedo a la fiesta, esa cosa de ocultar, de no mostrarse. Igual, ahora estamos en otro momento y yo creo que es un gran momento de la cultura. Hay que avanzar hacia la verdad y hacia el descubrimiento y hacia el poder ¿no? Que es el fondo de todo: el poder.


[Fotos: gentileza de Fernando Manino Dachdje]

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