jueves, 11 de diciembre de 2014
Alud Negro: molestando a la Oscuridad
Andrés Ruiz no para. En 2014 publicó Huésped, su sexto disco solista en nueve años, donde desborda de amor por el sonido de los '80, profundiza su veta cancionera y se reafirma como uno de los mejores cantantes de su generación. Andrés grabó todos los instrumentos del disco, tal como hiciera tiempo atrás con Cuna, disco que grabó antes pero no quiso presentar bajo su nombre (a pesar del trabajo en solitario).
Cuna, entonces, dio vida a la nueva criatura: Alud Negro.
En el medio aparecieron César Borra y Matías Mielniczuk, los compañeros ideales para llevar a cabo el proyecto que amenaza con teñirlo todo de azabache. Ahora que son una banda hecha y derecha, y que el disco vio su edición física (había sido publicado en Bandcamp a fines de 2013, sign o' the times), Ruiz nos cuenta en detalle cómo fue todo el viaje; y lo que vendrá:
Este es un año bastante productivo para vos, sacaste Huésped como solista y Cuna, el debut de Alud Negro. Ambos discos los grabaste casi por completo, todas las composiciones son tuyas… ¿Por qué decidiste que uno de ellos fuera solista y el otro no?
Cuna fue pensado y concebido en 2013 para un proyecto paralelo que aún no tenía nombre. Una vez que las canciones estaban grabadas comencé a buscar músicos y así nació Alud Negro. Tenía muy claro desde el principio lo que quería. Un trío electrodark sin guitarras. Una banda original y muy poética. Con un sonido distinto a todo lo que venía haciendo.
Por otro lado, Huésped es mi último disco solista y, si bien tiene algunos elementos en común con Cuna (protagonismo de los sintetizadores, baterías electrónicas, por ejemplo), sigue la línea de canciones que vengo haciendo en mi proyecto solista, con estribillos bien marcados y melodías más simples que en discos anteriores.
¿Cómo conviven los dos proyectos? Se nota que te gusta formar bandas, más allá de tu versión solista.
Todo convive de manera natural. En mi proyecto los márgenes son más flexibles. Puedo tocar solo, en dúo, trío o cuarteto, como ahora. En las bandas, en cambio, las formas se mantienen más sólidas, son parte de un concepto, una estructura más concreta. Por ejemplo, Alud Negro es claramente un trío, un triángulo. Cada uno de nosotros es irreemplazable.
Me interesa mucho aprender, interactuar y sobre todo experimentar. Las vivencias como solista son muy distintas a las que tenés en una banda; de la misma manera me pasa con los estilos. Me divierte hacer temas pop, pero también tengo muchas composiciones electrónicas e incluso doom metal, como las que hago para mi otro proyecto, Monje de Fuego.
¿Cómo fue la búsqueda de músicos para Alud Negro? ¿Pensaste en quiénes podían ser mientras grababas el disco o todo surgió después?
La búsqueda fue bastante rápida porque conocía a los chicos de algunos conciertos y amigos en común. César Borra era el tipo de bajista que había pensado para la banda: un bajo muy presente, con púa y mucho ritmo. Lo de Matías Mielniczuk [el tecladista] fue un hallazgo, ya que le dio a la banda mucha dinámica en el plano electrónico. Apenas terminé de redondear los temas di con los chicos y todo fue perfecto. Ellos aportaron mucho en las canciones y así redondeamos entre los tres la producción final. De hecho, actualmente estamos componiendo juntos y salen canciones muy redondas. Creo que nuestro segundo LP dará que hablar.
El nombre Alud Negro resulta paradójico, porque no parece haber en nuestro país una corriente dark demasiado grande. ¿Certificás este parecer o no es tan así?
Sinceramente no estoy muy al tanto de la movida dark argentina. Investigo mucho sobre música, bandas actuales y de varios estilos, pero hasta ahora vi muy pocos grupos que se autodefinan de esta forma. La mayoría de los grupos que conozco están más ligados al postpunk o el rock gótico.
Cuando armamos las canciones de Cuna, algunos amigos idóneos coincidieron en que lo nuestro era darkwave o new romantic. Para mí es pop (risas), pero bueno, entiendo que ese es un concepto muy ambiguo.
¿Y con qué bandas del darkwave se identifican? Así se autodefinen en las redes sociales.
En lo particular, me gustan mucho algunas bandas como The Frozen Autumn, de Italia, Minuit Machine, de Francia; o She Past Away, de Turquía. Igualmente, creo que Alud Negro es bastante original. Tomamos piezas de varios rompecabezas para crear nuestro propio paisaje.
¿Cómo respondió la gente al vivo y a la formación de la banda? No es del todo convencional...
La reacción del público es genial. Nuestros conciertos son muy divertidos y enérgicos. En general tenemos dos clases de espectadores: los que nos siguen a todos lados, que conocen las canciones y demás, y los nuevos que se van sumando. Estos últimos son más frecuentes en nuestros viajes al interior o cuando tocamos en festivales con bandas de estilos bien distintos. En ambos casos la respuesta es muy buena. Tenemos claro que Alud Negro es una proyecto distinto y eso siempre es un plus. La puesta en escena también es importante en nuestros shows; para la presentación oficial de Cuna vamos a estrenar nuestro nuevo vestuario que es espectacular.
Anuncian un EP próximamente, además.
Sí, tenemos muchos planes. Luego del concierto del 14 de diciembre vamos a lanzar un EP con dos canciones nuevas y una versión del clásico de Virus, Tomo lo que encuentro. El título del disco es Aurora. Por otro lado, estamos a punto de terminar nuestro segundo videoclip y tenemos dos más en proceso de edición.
Además estamos preproduciendo nuestro segundo LP, del que ya tenemos muchas canciones. La idea es que salga en otoño del año que viene. El álbum contará con invitados de lujo y una gira promocional por algunos países de Latinoamérica.
*Alud Negro presenta Cuna en el Centro Cultural Borges (Viamonte 525, Capital Federal), el domingo 14 de diciembre a las 20 horas (súper puntual). Banda invitada: Cosaquitos en Globo. Anticipadas en la boleteria del C.C Borges, de 10 a 21 horas.
Entrada general: $50 (con disco, $80).
[Foto por Kamel Alzate.]
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