Sí, todo eso y aún falta una tercera parte. Los que se hayan perdido la primera vuelta, pueden leerla aquí. Los que no: allá vamos.
NOTA: Santiago Segura y Miriam Maidana
FOTOS: Victoria Schwindt
EL PÚBLICO, LAS EDADES Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
MM: Ustedes tienen un target interesante de público, que no es a propósito, claro. Yo no sé si van a llegar a gente de 15 o 16 años, me parece que hay como una movida...
JPF: (Proclama) ¡Va a ser nuestro orgullo cuarentón! ¡¡¡Ustedes!!! (Risas).
MM: ¿Te fijaste que no hay música para gente de nuestra edad? Por eso seguimos escuchando siempre lo mismo… No me parece un hueco menor.
FG: Yo tenía un concepto a principios de los 2000, que ahí ya tenía cuarenta y algo: que la gente de cuarenta ya no escuchaba rock (risas).
LE: ¡Ahora tenés cuarenta y algo, boludo! (Más risas).
FG: ¡Ahora tengo casi 52! (Carcajadas).
JPF: ¡Vino tinto y jazz! (Más carcajadas).
FG: Yo ahí había dejado un poco el rock, ya estaba re quemado del rock. En un momento pensaba eso, pero cuando volví a tocar con ellos vi una vuelta de la gente de cuarenta a los shows. Algo que me sorprendía porque estaban excitadísimos, gritando “eh, toquen rock, toquen rock” (risas).
MM: A lo que voy es que viene Gloria Gaynor y llena, quiero decir: no es un fenómeno menor. Hay un montón de gente que no encuentra qué escuchar... Lo que pasa que quizá tiene otro poder adquisitivo para comprar las entradas y por ahí es necesario que los lugares sean mejores; difícilmente vaya a un sótano. Pero es una brecha que me parece interesante, porque pareciera que uno debería empezar a escuchar Keith Jarrett, y a mí me aburría a los 20 y me aburre ahora.
FG: Es algo que yo me planteé toda la vida: creía que después de los 35 años estabas muerto como músico de rock. Obvio que después veías que Eric Clapton seguía tocando con 80 años y llenaba (risas), pero es Eric Clapton.
MM: ¡El Indio Solari tiene más de sesenta años!
FG: Pero de última es una mega industria esa gente, nosotros siempre estuvimos más o menos en un mismo nivel, algunos años un poco mejor y otros un poco peor, pero siempre fue remarla, remarla y remarla. Yo me decía a mí mismo “y... si quiero ser músico tengo que dedicarme a estudiar, sino me dedico más a la droga” (risas).
MM: A venderla... (Carcajadas).
FG: Sí, bueno, no sé… (Risas). Ya los efectos los sabía (Más risas). Pero después hubo un cambio en mi cabeza, entendí que la música es universal y podés seguir en lo que sea. Y hay algo bueno que te da que es el asentamiento, de grande disfrutás más de las cosas que vas tocando y vas sacándote una cantidad de miedos. Disfrutás más en el estudio, no pensás “no llegó a la semicorchea esa de la puta madre” (risas).
LE: Algo bueno que decís vos, Miriam, es que quizá hay un público de más de 35 para el que ir a ver rock era sólo ir a ver cosas grandes, no meterse en lugares como el Zaguán, el Salón Pueyrredón o Uniclub a bancarse el volumen, ¿entendés?
MM: ¡Es que las bandas de rock importantes son todas de viejos! Divididos no es una banda adolescente. Eso es algo que la gente no tiene en cuenta. Hay una fantasía de que el rock lo hacen los jóvenes y últimamente son más los jóvenes que lo escuchan que los que lo hacen.
FG: Los Redondos cuando arrancaron ya eran grandes.
SS: Tenían como treinta años, no eran adolescentes.
LE: Sí, igual hay un desfasaje que tiene que ver con la manera en que se mueve el negocio, la industria del rock acá, que si no tenés diez años de experiencia de banda, supuestamente no tenés chapa para que te consideren una banda importante. Pasaba otra cosa con la generación de músicos de él, de los ’80 [señala a Federico que, por si hay algún desprevenido, tocó en Don Cornelio y luego en Los Visitantes], que grabaron de jóvenes y estuvieron en multinacionales y se plantaron como bandas establecidas siendo jóvenes.
FG: La última banda así fue Catupecu, creo.
JPF: Catupecu, Estelares y Massacre, que son más de nuestra generación y son las últimas…
SS: Sí, pero Massacre y Estelares llegaron a una popularidad importante después de muchos años, Massacre estuvo 20 años tocando. Con Catupecu quizá sí pasó desde el comienzo. Y es cierto que son bandas que tienen cierta relación generacional con ustedes.
JPF: Sí, sin ninguna duda, los tres compartimos escenario con todas esas bandas.
SS: Y quizá lo que dice ella de su público también se relacione con que son gente que tuvo otros grupos y la gente los viene siguiendo desde entonces.
JPF: Sí, capaz la síntesis viene de eso en un punto, porque ya probamos muchas cosas, entonces decimos “esto es así”. Nuestro filtro interno de las canciones es así. Nos decimos “esto ya no lo voy a hacer", "esto otro ya lo hicimos en tal tema”, entonces tendés a ser más preciso pero en un sentido de querer concretar y creer que no tenés que explicar nada: tocás lo que tenés que tocar y cantás lo que tenés que cantar. Ya no pedís permiso, ya te dieron la palabra, ya probaste varias cosas, entonces, ¿qué hay de nuevo para decir? Esto.
MM: (A Juan) Vos estás más divertido igual, desde que te sacaste el traje estás más relajado (risas). Tuviste una época durísima...
FG: No, es que estaba duro todo el tiempo (más risas).
MM: Es valioso cambiar de banda y algún efecto produce.
JPF: Sí sí sí, puede ser, claro.
SS: Lo que decís me recuerda a algo que Juan repitió en muchas notas: que con Acorazado él sintió que volvía a componer como en su adolescencia.
JPF: Sí, eso es cierto.
MM: No lo leí eso, pero conocí a los Reincidentes desde el comienzo. Lo pensaba quizá porque siempre que una banda se separa y un músico arma otra, la gente empieza: “¿cuándo se reúne la banda anterior?”.
LE: Yo tuve bandas que duraron poco o no tuvieron una gran trascendencia, pero a veces aparece alguno que me dice “¿y, cuándo se juntan con Plaimobyl?”. Y yo me quedo pensando... “¡Plaimobyl ya fue boludo!” (Risas).
JPF: Qué sé yo... Eso pasa. El tema es que vos estés bien para ir para el lado que tenés que ir. Yo puedo recordar con mucho cariño o con orgullo eso, pero acá estamos en otro plan. Y somos amigos con los Reincidentes, y siempre está la fantasía, y siempre están los temas, eso no murió. Nunca mesa de saldos, además (risas). Creo que más allá de si representás o no una cuestión generacional como decíamos recién, yo siempre sentí que tenía que poder contar -en lo personal y con la gente con la que estoy- las cosas que me están pasando; lo que está pasando en el mundo y el entorno en el que estás. Para mí esas cosas del rock siguen siendo un valor: la honestidad, la experiencia, la actitud. Esas cosas le dan sentido. Puedo entender el personaje, la imitación o la recreación, pero yo no lo siento así, no puedo hacer eso. Por eso está bueno juntarse con músicos que compartan esos valores.
LE: No es que uno está jugando a ser rockero, que está tratando de meterse en un lugar que no es suyo: yo me asumo como baterista de rock, es lo que soy.
SS: Bueno, para Federico la banda fue una vuelta al rock, de hecho. ¿Cuánto hace que no tocabas el bajo?
JPF: ¡Éste la fundó, qué retomó! (Risas).FG: Claro, estuve diez años sin tocar el bajo.
JPF: Y yo siempre reivindiqué el lado rockero de la Pequeña Orquesta, éramos bichos raros y no nos dejaban tocar en un montón lugares, tuvimos que armar un ciclo los martes, en el Club del Vino, para poder tocar con piano y con batería. ¡Los martes! Era una rareza en ese momento. Pero bueno, el rock siempre fue difícil, siempre, y creo que es parte de su encanto. Y siempre hubo semillero, también. Ahora se habla de Macri pero cuando vos (señala a Federico) eras chico estaban las razzias de la policía, más atrás estaban los militares, o el inspector de SADAIC y las clausuras… Siempre hubo algo. ¡O que no te ponían en la agenda del suplemento Sí! (Risas).
LE: “¡Uy, no salió en el Sí, no va a ir nadie, ni vayamos!” (Más risas). Y si te ponían mal el nombre...
JPF: Han cambiado muchas cosas, muchas para bien. Y otras siguen siendo difíciles. En esa época de la agenda del Sí hacíamos el chiste, por ejemplo, del momento del velatorio (todos reímos y el susurra una historia). “Se murió Juan Pablo Fernández, bueno… Va la mujer y un par de personas más...”. “No vino la gente…”. “Es que salió mal el aviso de Clarín, me parece que no salió bien la dirección…” (Muchas risas).
FG: Lo que está bueno es que se eliminó parte de lo que era el establishment en el rock, esto que decimos un poco en chiste de la agenda del Sí, que ibas a Cemento y te decían “te pongo en el avisito y te cobro cinco lucas más”. Cuando apareció Internet, el músico empezó a manejarse un poco más solo. Y que te conozcan por hacer un clic nada más, trajo un saneamiento en el rock. Antes era “si no tengo manager, no soy nadie; si no estoy en el Sí, no soy nadie”. Ahora está buenísimo, tenés más posibilidades en la forma de grabar, de proyectarte y de que te conozca la gente. Creo que nuestra arma más fuerte fue ésa: “¿no nos pasa nadie? Acá tenés un lugar para escucharnos”. Y subimos el disco. Y lo que antes te costaba siete meses, que llegara tu disco a Tilcara o a Río Gallegos, hoy llega al instante. Te da la libertad también para ir a esos lugares, que antes dependías de alquilarte un micro para llevar los equipos porque no había sonido, te salía 20 mil pesos sólo llegar a Santa Cruz. Ahora te subis a un micro, alquilás un equipo y una batería y llegás.
MM: Otra cosa que cambió con Internet es que la gente tiene un contacto directo con el músico y se da cuenta si es una persona interesante o un reverendo boludo. Los de Tan Biónica son tontos, no importa lo que hagan, eso ahora queda claro. Y creo que ustedes eso lo resuelven bien: vos sos un militante bravo contra Monsanto (señala a Federico), vos (Juan) tenés una cuestión con el proyecto Yo No Fui... También me parece sano que en Facebook se hagan algunos chistes con el Indio, con esto de las cartas de despedida a Joan Rivers (risas). Se desacraliza un poco todo. El rock tiene que volver a hablar de par en par, sino es lógico que los chicos escuchen cumbia porque ahí son divertidos y les hablan así.
JPF: Bueno, esto que decís para mí fue siempre una necesidad, pedir la oportunidad de jugar de igual a igual. ¿Yo voy a ir a tocar a tu festival y vos no me vas a pagar ni un peso? Bueno, pero voy a tocar 30 minutos y con el mismo sonido que los otros... y vamos a ver a quién aplaude más la gente. Era ésa la discusión, re creídos por supuesto (risas). Es la única forma de sostener y de bancar que tenés, de decir “yo no firmo este contrato, yo no estuve acá, yo no me siento en tal mesa”. Pero, ¿por qué? Porque tenés los votos, que es la gente, o tenés la confianza en la obra, en el material, y decís “bueno, esto se va a sostener”. Y ahí es donde empieza a aparecer esto que dice Fede, la democracia del clic. Después, por supuesto, aparecen los alcahuetes de los poderosos que siempre dicen “no, pero la gente está muy dispersa, necesita alguien que la guíe dentro de la dispersión de la web”.
SS: Lo que dicen eso son los que quieren mantener su lugar de poder.
JPF: Claro, quién canoniza y quién no, quién levanta a quién y quién no. En cambio, así estamos todos de igual a igual: la nota de tu blog es lo mismo en Facebook que la nota de Clarín, cuando nosotros ponemos “acá salió una nota en el blog La música es del aire y acá salió una nota en Clarín”, las cinco mil personas que nos siguen van a verlas en el mismo plano. La web ayudó mucho, de hecho no pagamos para publicitar donde tocamos ni pedimos permiso para nada.
SS: ¿Cómo fue el arreglo con el sello para subir los discos? Porque ustedes están en Oui Oui Records, e imagino que debe ser un ambiente más relajado por ser un sello independiente, pero subir los discos también debe haber sido una pelea.
LE: Con Mugre, cuando salió el disco en físico, el sello quiso que deje de estar el disco para libre descarga en la web. Y ahora fue al revés.
JPF: Nosotros lo aceptamos porque ellos nos habían prometido que iban a sacar el disco, entonces aceptamos eso a cambio, pero con la fina convicción de que “vas a ver que no compite una cosa con la otra”. Y el disco se agotó en 8 meses.
FG: Cuando se lo planteamos al sello nos miraron como diciendo “ustedes están locos” (risas). “Pero yo me la juego por ustedes”, en el sentido de que cuando salió publicado Mugre, el disco ya tenía como 12 mil bajadas. Digamos que estaba todo vendido de alguna manera, ya tenía el campo sembrado. Entonces ahí nos felicitaron. Pero ojo, se la bancaron y creyeron en nosotros. Y ya para este disco volvimos a decirles lo mismo, que una cosa no quitaba la otra: “loco, vos vendiste el disco en un año, vas a ver que lo volvés a vender, no vas a perder ventas”. Yo vengo jodiendo con que para fin de año lo van a tener que fabricar de vuelta, vamos a ver qué pasa (risas). Porque la gente el disco lo quiere tener, nuestro público por suerte ve el disco y lo quiere, lo tiene y lo disfruta.
LE: Por eso se arregló que ahora salgan ambas cosas al mismo tiempo, y que esté Mugre para descargar también, que quede. Y que salga la reedición. Vamos por todo (risas).
JPF: Todotodotodotodo (Más risas).
SS: ¿Mugre continúa agotado?
JPF: Sí, pero ya está el disco armado, la gráfica hecha, va a ser una versión un poquito más económica. Tampoco somos giles nosotros, todas esas cosas que nos plantean las comprendemos y las valoramos: si el sello no puede gastar otra vez en una edición de lujo, bueno, ¿cuánto tenés?
SS: Se charla todo.
JPF: Claro, y me parece que en ese sentido tratamos de no pisarnos la cola el uno al otro. Por suerte la gente de Oui Oui es generosa también, porque ha aceptado estas cosas y las ha entendido casi como un signo de los tiempos, de lo que está pasando: ahora U2 regala su disco.
FG: ¡Te lo pone directamente! (Risas). Ayer escuché, por suerte, a un programador de radio puteándolos, diciendo “¡por qué se me metieron, yo tengo la música que quiero! Es mi intimidad”. Me sorprendió porque era en Blue o en la Metro.
LE: Claro, y es algo que no se discute, la noticia es “U2 tuvo 500 mil bajadas de su disco en dos días”. Y claro, si se lo encajaron a todo el mundo.
FG: ¡Quinientos millones!
LE: ¡¿Quinientos millones?! ¡Creí que eran quinientos mil! (Risas).
FG: Y con eso renovaron la venta de todos sus discos anteriores, porque vendieron como 40 millones de los discos viejos por bajada paga.
SS: ¿Y ustedes llevan la cuenta de cuántas bajadas tuvo Remolino?
JPF: Sí, anda por las 4 mil quinientas, más o menos. Va bien, pensá que salió hace un mes y pico. No son estas cifras de las que estamos hablando (risas) pero para nosotros sigue siendo maravilloso, y maravillosa la comparación con lo que tenías que hacer y que decíamos antes: ir a distribuir, llevar los discos a la disquería... En esa comparación, esta cifra es maravillosa, es una cosa inimaginada teniendo en cuenta de dónde veníamos. Después podrían ser más, podrían ser menos... Todo el tiempo se están bajando, es parejo por suerte.
LE: Y ahora con la gira que vamos a hacer va a circular más.
SS: ¿Cómo circula la banda en el resto del país? En Buenos Aires ya saben que funciona.
JPF: En general, siempre hay programadores que corren riesgos y está bueno poner condiciones y decir que no cuando es necesario, pero también está bueno decir que sí a esa gente copada, que se endeuda, que se esfuerza, que te busca con el auto, que te da la casa, que te da su cama... ¿qué le vas a decir, que no? ¡Le tenés que decir que sí!
MM: Kumbia Queers gira por Europa así, son colectivos de gente que para en casas, se acomodan para comer y así van de país en país. Sería impensable de otra manera.
FG: Sí, yo hice una gira de tango así.
JPF: Está buenísimo, porque además hay un compartir...
MM: Y esto es lo virtual también, hay gente con la que te hablás durante años, no es que son grandes amigos pero ya hay una onda.
LE: Con los chicos de Chaco, Liso y Ernesto, veníamos hablando con Valle de Muñecas hace dos años, hasta que fuimos primero con Valle; y después nosotros...
JPF: Claro, yo lo decía pensando en los chicos del Chaco también.
SS: Ya hay una especie de circuito armado por Internet. ¡Hasta yo sé de quiénes hablan cuando dicen "los chicos de Chaco"!
JPF: Se democratiza un poco eso. Porque antes estaban los grandes festivales bancados por las multinacionales, los sellos discográficos grandes, y el Estado balanceó un poco todo, entonces vos tenés presupuestos de Cultura y a partir de la web y de las redes sociales -o de que es rentable que tengas 200 o 300 personas cubriendo el show y un cachet fijo-, no hace falta gran escala. Lo que siempre reclamamos los grupos como nosotros: no había por qué estar discutiendo si hay que ir a Tinelli, yo quiero tocar en un teatro y que me vaya más o menos bien, no quiero entrar en la lógica de la masividad. Simplemente estar en una escala en la que se pueda crecer, planificar... No quiero usar la palabra “sustentable” porque no la soporto, pero ponele (risas). Algo en lo cual no te fundas por crecer un poquito más.
*Acorazado Potemkin toca mañana, jueves 16 de octubre, en el FestiZAS, junto a Los Rusos Hijos de Puta, Las Bodas Químicas y López. MC: Ezequiel Ábalos / DJ: Marcelo Iconomidis. Esto sucederá, por supuesto, en el Zaguán Sur (Moreno 2320, Capital Federal) desde las 21 horas.
El sábado 18 de octubre se estarán presentando en Paraná, en el C.C. Juan L. Ortiz (Bv. Racedo 250). Banda invitada: Electrocuerpo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario