lunes, 23 de abril de 2012
Alvy, Nacho y Rubin, jugadores de lo ajeno
“Debe ser raro que te ovacionen así por canciones que no son tuyas”.
Ése fue uno de los primeros pensamientos que me invadió cuando la gente que llenó La Trastienda el jueves 12 del corriente aplaudió a rabiar la interpretación de No me quiero olvidar de vos por parte de Los Campos Magnéticos (o, como ponen en los discos, Alvy, Nacho y Rubin). Por supuesto, yo me ubicaba cómodamente entre el público.
Vamos a explicarlo bien porque, como dice Mirtha Legrand (!), el público se renueva y todavía debe haber gente que no escuchó hablar de ellos: Alvy, Nacho y Rubin son tres músicos de la siempre desbordante escena underground porteña y cada uno tiene su proyecto más allá de esta unión. Alvy encabeza su propia Big Band y junto a Nacho despunta el vicio con éxito en Onda Vaga y Los Caracoles -el segundo, además, acaba de reunir a ese genial grupo llamado Doris-; Rubin hace lo propio con Los Subtitulados, a la vez que recrea y comenta canciones e historias de grandes grupos en una amena sección del programa radial Gente sexy. Los tres son fanáticos de la obra del grupo yanqui The Magnetic Fields y, hace unos años, comenzaron a versionar las canciones de Stephin Merritt moldeándolas en un entramado pop irresistible. Con traducciones al español, por supuesto.
Todo comenzó como un hobbie, un juego. Se descubrieron uno al otro como fervientes admiradores de las composiciones de Merritt, esas torturadas e ingeniosas viñetas del amor. Comenzaron a hacer pequeños shows y terminaron publicando dos discos -ANyR interpretan a Los Campos Magnéticos, Volumen I y II- de reciente reedición conjunta (salieron por separado pero ambos se agotaron; el show de La Trastienda fue la excusa para celebrar esta reedición en tiempos de vacas flacas). No es un detalle menor que todo el proceso de adaptación de los temas contó con el aval y la colaboración de los mismísimos Campos originales.
Y claro, pasaron los temas al castellano, el castellano más argentino que pudieron ubicar en las métricas. Y en ese pasaje está uno de los grandes secretos del micro-suceso en el que se convirtieron: The luckiest guy on the Lower East Side se transformó en El galán de La Paternal, North Carolina es Argentina y New York City es... ¡Clorinda!
Entonces, el cambio de locación familiariza al público con las canciones. Más que efectista es efectivo y tiene que ver con lo que el trío logró: adueñarse de melodías y versos ajenos, apropiar sin miedos. Ese localismo, además, trastoca otros momentos de las canciones para que suenen a nuestros oídos aún más criollas: la aparición del Rivotril como solución antidepresiva en la citada No me quiero olvidar de vos (y que, en vez de leer Camus, la opción sea escuchar The Cure); que Absolutelly Cuckoo pase a ser Loco de atar; que el protagonista de El galán... pasé del got wheels a tener un Renó... y así. La traducción de las canciones es simplemente impecable y vale mencionar que corrió por cuenta del trío, con la colaboración de Federico Novick.
Pero la adaptación de las letras no fue el único campo en el que ANyR salieron airosos. Musicalmente, realizaron un trabajo loable, tomando el costado más pop del grupo neoyorkino y dejando de lado la densidad de algunas composiciones para endulzarlas con una instrumentación acústica -cuerdas, ukeleles, guitarras criollas- que recubre de calidez a cada una de las simples y bellas piezas que recompusieron. El trío realiza un encomiable trabajo vocal, sin grandes ornamentaciones pero con buen gusto y especial atención a la hora de elegir al cantante principal de cada tema: cada canción parece un traje hecho a medida para quien la encara. La colaboración vocal de Eugenia Brusa, de Les Mentettes, con sus agudos y su encanto femenino (en especial en vivo, donde a su bella voz la acompaña su encandilante presencia) ayuda a redondear las bondades de algunas versiones (la imprescindible revisión de Sí, oh sí; el góspel de Bésame con ganas; la sutileza de Volvé de San Francisco). Otros invitados que refuerzan la noción de grupo en algunos pasajes son Faca Flores (batería), Pablo Font (glockenspiel, metalofón), Facu Cruz (sitar) y Alfonso Barbieri (acordeón), tanto en estudio como en vivo.
Entonces, mi sentencia del comienzo, a pesar de mantener su verdad (es un dato tan frío como innegable que las canciones son de Merritt) se tranforma como las canciones de los Magnetic Fields reconstruidas por Los Campos Magnéticos: hubiera sido raro que esa Trastienda colmada y contenta no los ovacione por semejante rescate, con tan soberbios resultados. Por eso, yo también me puse de pie al final del show.
Porque saber jugar también es hacer arte del bueno.
Oh sí.
(Pueden escuchar a Alvy, Nacho y Rubin en su Bandcamp.
Tanto la tapa del disco como la foto interna son obra de Lula Bauer).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
siempre paso por aca, pero no siempre me hago presente en palabras, pero de vez en cuando me gusta agradecer por las musicas desconocidas. como alguna vez me baje de aca a los desconocidos para mi onda vaga, ahora descubro este disquito. asi q pasando y agradeciendo. saludos.tambien muy bonita la nota a walas.
Me alegro Lukarda, son dos discos muy bonitos los de ANyR. Pase y comente cuando quiera!
Un capo Walas.
Salud.
Publicar un comentario