Palo en la sala de Don Cornelio. (Foto: Facundo R. Soto). |
Lo que sabemos es que tu presencia irradió electricidad, y que nadie que te haya escuchado hablar sin parar con esa voz de trueno (la más poderosa y fuerte que escuché) o reírte con esa carcajada demencial pudo mantenerse indiferente. Volumen y constancia, atropello que a veces terminaba en onomatopeyas espectaculares o un silabeo titubeante que no decía nada y a la vez significaba todo el entusiasmo.
Sabemos que eso que se veía en el artista de escenario se repetía en la persona de abajo. Javier Martínez dijo de Charly alguna vez que "Uno es un artista cuando es un artista en su vida". Corre para vos, siempre igual, siempre curioso, siempre tenso, siempre llamativo, siempre pensante, siempre a punto de sorprender con un grito que podía llegar a asustar, siempre magnético. Con una diferencia respecto de ciertos artistas: eras un tipo normal, con la estrella y el ego latente de cualquier artista de verdad, ok, -el neologismo que usabas para autodefinirte en esa situación era fantástico: egótico- pero también preguntabas "y vos cómo estás". Es mucho para un universo en el que Yo es la palabra más escuchada en cualquier entrevista.
Sabemos que eras callejero, colectivo y popular.
Sabemos que "Sangre" es como "Por" de Spinetta, pero mil veces mejor. Y creo que nadie lo dijo jamás, qué pelotudos.
Sabemos que cuando fuiste a tocarla a ese programa poco memorable de Fantino se quedaron todos de cara porque la carne viva descoloca hasta a la gente más superficial, vacía y estúpida. Todavía están tratando de entender qué pasó en esos dos minutos y pico.
Sabemos que Don Cornelio no tiene nada que envidiarle a ningún gran grupo de toda la historia del rock argentino, y que en dos discos hicieron más obra que otros que publicaron mil.
Sabemos que "Ella vendrá" es el hit más oscuro del rock nacional, ¡y eso que está pulido!
Sabemos que eras culto, místico, político, bardero y a la vez conciliador. Pero pudiendo ser mainstream desde cero, tu nervio siempre te llevó para abajo. Demasiado cabrón para una industria estandarizadora, demasiado artista.
Sabemos que siempre tocaste para Madres, Abuelas e H.I.J.O.S. ¡Y quisiste hacer amigar a Hebe con Estela! A vos solo se te ocurre, Palo.
Sabemos que decías siempre que con una guitarra y tu voz parabas la olla; y la parabas.
Sabemos que si dice Oh oh oh oh eh eh eh ah oh oh oh oh eh eh eh ah ah ah oh oh oh eh eh eh eh ahhhhhhh es "Te quiero llevar".
Sabemos que te despidió una legión de gente impresionante, entre ellos varios de tus ídolos. Con ternura y devoción.
Sabemos que estabas un paso adelante y este mundo estúpido digiere las cosas cuando ya están sobremasticadas. Entonces, sabemos que deberías haber sido algo más popular en las taquillas, aunque fueras popular en el sentir, en el decir y en el andar. Sin subestimar a nadie.
Sabemos que vendiste sánguches en la calle porque el negocio de la música te pudría, y eso no lo debe haber hecho mucha gente. Y cuando un boludo francés te dijo: lentes o música, elegiste la que iba.
Sabemos que quedó para siempre el rumor de que te querían como reemplazante de Luca en Sumo por sugerencia del mismo pelado. Y aunque será un rumor eterno y tal vez una mentira, eras el indicado en ese delirio, aunque nadie sea reemplazable.
Sabemos que tus compañeros de generación te respetaban y admiraban. Cualquiera se daba cuenta de tu estatura.
Sabemos que repetiste el movimiento de Don Cornelio en Los Visitantes, cuando después de Maderita salió Desequilibrio con "Que está rico, que está feo" como corte de difusión. ¿A quién carajo se le ocurre?
Sabemos que si un ser humano que puede comprender el idioma español escucha "A través de los sueños" y no se conmueve, es porque no tiene corazón. Si no lo comprende, debería conmoverse también.
Sabemos es que casi todos tus discos están descatalogados y eso es una hijaputez. Como la hijaputez que será que los descajoneen ahora, eso que reclamabas hace años.
Sabemos que Ritual criollo y Esto es un abrazo son tus discos más felices, o eso parece.
Sabemos que el único disco en vivo de verdad y que importa es el de Don Cornelio. Y segundo viene el de Los Visitantes, eh.
Sabemos es que Patria o muerte es una de las obras más viscerales jamás realizadas en el arte argentino. Y hay demasiada (demasiada) gente que ni sabe que existe.
Sabemos que grabar "Sangre amarilla" solo se les podía ocurrir a unos dementes como ustedes.
Sabemos que "Cabeza de platino" era una de tus canciones favoritas, y que haya sido la última que te vimos cantar es tremendamente poético, triste y espectacular. Hiciste la de Bowie, Palo, la concha de la lora.
Sabemos que fuiste un cantante extremo y que nunca dio la nota para dar la nota siempre. Afinar no era el asunto base, sino generar un ruido expresivo que es esa masa insólita que te sale.
Sabemos, por ende, que la grabación original de "Playas oscuras" es maravillosa porque está todo corrido, desafinado, extraño, arrebatado, tosco. Se supone que está mal, pero es espectacular. ¡Y lograste que fuera un hit así como está!
Sabemos que eras el rockero que mejor se cruzaba con el tango. Nos quedaste debiendo ese disco. Y el electrónico con Daniel Gorostegui, el cornelio y visitante al que le prometiste créditos. Y este último que estabas grabando. Y tantos más.
Sabemos que a Palo Pandolfo no se lo entrevistaba, se le decía "Hola" y arrancaba, el viaje ya estaba hecho.
Sabemos que te entusiasmaba por igual una tarta de pascualina y Spinetta, un bolsón orgánico y los Beatles, Clarissa Pinkola Estés y Tarkovski, Herbie Hancock y Camarón, el yoga y el horóscopo chino, la historia y la radio, la Gibson SG que te alegró comprar y verte en YouTube descubriendo cómo empezabas a destrozar (o reconfigurar) tus cuerdas vocales. Hermano, todo te despertaba entusiasmo, cómo mierda hacías, una galletita, un gato y una revista eran el universo todo para vos y había que descularlos. Todo te paraba los pelos, decías. Qué personaje.
Sabemos que hablabas idioma inclusivo como los pendejos, tenías la antena ahí, escuchabas a cualquiera con la misma atención y acusabas recibo.
Sabemos que te escapaste de la ciudad y pediste que se abriera Buenos Aires antes de que todos lo pensaran en medio de una pandemia.
Sabemos que decías digamos cada diez palabras, que hablabas rapidísimo y desgrabarte era una tortura (divertidísima, engorrosa y apasionante). Que tenías un latiguillo hermoso cuando introducías un tema: "La palabra es (y acá insertabas la que iba y desarrollabas)".
Sabemos que mucho público te descubrirá recién ahora y es una cagada, y que aunque sea tarde nunca es tarde.
Sabemos que de hoy en adelante voy a firmar todos los putos mails con un Esto es un abrazo. Porque fuiste un abrazo demasiado grande, Palo, y es imposible cortar con esto porque hay demasiado que agradecerte. Lo dijo Bochatón al despedirte: A cantar. Seguimos.