jueves, 31 de marzo de 2016

Crisologo y los Cuerdos: para que sepas la forma de tu alma


"¿Cómo celebrar los nueve años de La música es del aire?", se preguntó el numeroso staff del blog. Y llegó a una conclusión: la mejor manera es publicando una charla con Manuel Bence Pieres. Bien podría ser otro músico, sí, pero no cualquier otro. Él representa en esta ocasión a los muchos talentos que nos contactaron y, gracias a sus hermosas canciones, seguimos y recomendamos luego. Allá por 2012, Manuel escribió a este sitio y nos dejó el link que redirigía a Melodías para dar, EP debut de Crisologo y los Cuerdos. La banda fue tomando forma con los años y a fines de 2015 publicó su primer álbum, reseñado entre nuestros favoritos del año pasado: Parado en el umbral.

El mano a mano con Manuel sucedió en el verano, pero la entrevista se publica en bendita sincronía con la presentación porteña del disco (desde las 21.30, junto a Siesta y Lucila Pivetta, en el Club Cultural Matienzo. Están todos avisados e invitados).

Por supuesto, el dueño de los flashes en nuestro diálogo fue Parado en el umbral, pero recorrimos un poco la historia de Crisologo desde aquel inicio en forma de EP hasta hoy. El trabajo minucioso en la composición, lo que se aprende trabajando junto a otros artistas -anoten: Marcos Fernández Moujan, Daniel Schnock, Francisco Milne, Manza Esain-, las formaciones mutantes... Mejor que lo cuente Manuel:

DE CRISOLOGO A LOS CUERDOS

Pasado un buen tiempo desde que empezaron, ¿se puede decir que ahora son una banda estable? Al principio parecía más un proyecto solista con nombre de grupo.
Yo empecé solo, pero sí, ahora ya hay una banda estable. La banda fue cambiando y ahora somos un trío, con Mariano Bruno en bajo y mi hermano Rodrigo en batería. La idea a partir de ahora no es cambiar tanto de formación, aunque siempre termino incorporando gente (risas). El principio fue con el EP Melodías para dar, que me mandé a grabarlo solo, sin banda. Antes de eso tocaba en un grupo más power, Pandora, con el que grabé dos discos. Después de grabar con ellos me copé con la producción y el trabajo en estudio, entonces ya empecé desde ahí a componer temas más melódicos, que no entraban en la banda porque era un trío con otras tendencias desde la instrumentación.

¿Y cuando grabaste el EP ya tenías decidido el rumbo de la banda?
No, no tanto, en el EP de hecho hay temas que son más folk y alguno que es más pop eléctrico. Parado en el umbral no me parece tan pop. Me refiero a que si bien tiene una cosa de canción, no es hitero ni tan directo.

Al principio se llamaba Crisologo solo, sin los Cuerdos.
Claro, pero casi enseguida, cuando empezamos a tocar en vivo ya le puse los Cuerdos. No le podía cambiar el nombre a la tapa del EP, así que quedó así. Como las primeras presentaciones fueron muy acústicas, salió de agregarle lo de los Cuerdos: yo tocaba el piano y la guitarra y la formación se completaba con un violinista y un cellista. Estaba la noción de que fuera algo grupal, más allá de que yo sea el compositor; el otro te aporta su toque, además. Ahora todo es mucho más democrático que en ese momento, quizás, porque con esa formación yo me encargaba de escribir casi todos los arreglos del violín y del cello, salvo algún tema que diera más para la improvisación. Pero después se fueron sumando más músicos: otro guitarrista, Mariano Cantarini, que tocó durante un año en la banda y ahora se suma para la presentación del disco; y un baterista de jazz. Y así llegamos a la grabación de Parado...

Con una formación bastante extraña.
Claro, llegamos sin bajista, pero como el batero era de jazz cumplía una función más percusiva. No hacía el típico beat, digamos, incluso a veces tocaba con escobillas... era raro, sí. Pasó que cuando llegamos a la grabación del disco, el baterista me dijo que se iba de viaje. Se ofreció a grabar igual, pero entre que estaba a full con el viaje y que se iba en septiembre y empezábamos a grabar en agosto -de 2014-, surgió que grabe Marcos [Fernández Moujan] de Pels, que justo me lo crucé mucho por esos días. De hecho, nosotros hicimos un par de fechas con su banda Dosmil Osos, donde canta y toca la guitarra. Y me gusta mucho su forma de tocar, desde los primeros discos de La Perla Irregular. Me parece que sus aportes son muy originales, poco ortodoxos.

Entonces salió la oferta para Marcos.
Sí, y en un principio la idea era que grabe en un par de temas, como invitado, y que el resto lo grabe el otro baterista. Yo sabía que la onda que iban a tener las canciones en el disco iba a ser otra, un formato más de rock, aunque fuera un rock melódico. Entonces, entre lo del viaje y que Marcos ya había aceptado tocar en algunos temas, le ofrecí que tocara en todos. Hicimos cinco ensayos, fue todo bastante libre, yo sólo le daba las ideas de producción, la onda que quería darle a cada canción. Creo que a él, igual, lo favorecía el estilo del grupo, hay algo familiar o un sonido con el que se identifica. Y me encantó que grabe porque si bien era un sesionista, en teoría, no grabó como sesionista: se puso los temas al hombro, se puso la camiseta. Aparte buscó mucho el sonido, la afinación del plato... Él y Panchi, Francisco Milne. Yo me encargué más de lo musical, del sonido se ocupó mucho Panchi, el ingeniero y dueño de los Estudios NN. Lo mismo con la mezcla, que la dejé en manos de Manza [Esain], yo le daba orientaciones más generales.

Elegiste buenos jugadores...
La verdad que laburé con gente muy grosa, ellos vienen laburando hace mucho, y bien. Y es gracioso porque mi hermano, al poco tiempo de que Marcos grabara las baterías del disco, se puso a estudiar con él. Rodrigo tocaba la batería desde antes pero se prendió a estudiar ahí. Y después de eso fue que le dije "che, tenés que tocar en el grupo". Igual él hace la suya, es un poco más rockero que yo. Hay arreglos que se respetan pero después puede hacer lo que quiera. Creo que en el disco se nota ese espíritu, no es que decimos "toco beat", o "toco folk", o "toco música psicodélica". Se abarcan varios géneros por más que haya una línea y sea un disco homogéneo.



EL UMBRAL DE LA COMPOSICIÓN

Hay un tema clave que es el instrumental, "Parado en el umbral". ¿Cómo fue la composición?
Por suerte tenía la práctica del EP. Con mi profesor de piano había visto arreglos de cello y violín, en su momento, y después arreglos para cuarteto de cuerdas. En el EP escribí los arreglos y era la primera vez que tocaba con esos instrumentos, trombón y trompeta, por ejemplo. Entonces era llegar al estudio y no saber qué iba a pasar, darme cuenta en el momento si todo sonaba o no sonaba. Por supuesto que eran arreglos más simples porque eran pocos instrumentos, pero me sirvió. El trabajo con la formación de cello y violín también sirvió, porque me daba cuenta cuándo funcionaba un arreglo y si no, los iba reescribiendo. Ahí sí se dio algo de prueba y error.

Pero en comparación era algo más chico.
Sí, a lo de "Parado en el umbral" sí. El tema lo tenía compuesto hace bastante, muchos de los temas del disco los hice mientras grababa Melodías para dar y ya los veníamos tocando en vivo. Hubo mil versiones de "Parado en el umbral": la hicimos con guitarra, cello y violín, después la empezamos a hacer con piano, en un show se sumó un saxofonista... Y es el único tema que se regrabó.

¿Por qué?
Porque habíamos grabado baterías, que ahora no tiene, y lllegué a grabarle el piano, el bajo y la guitarra eléctrica. La idea era que tuviera una guitarra eléctrica haciendo el obstinato del tema, pero no me gustó nada cómo sonaba y quise hacer algo completamente diferente. Como venía fascinado con Pet sounds de los Beach Boys -y me gusta mucho el instrumental "Let's go away for awhile"- quise hacer algo más orquestal. Aparte, el tema está en un lugar parecido en el disco, creo que es último del lado A, o por ahí [es el anteúltimo]. "Parado en el umbral" cumple la misma función.

Está justo en el medio.
En el umbral, sí... (Risas). Al principio quería hacerlo con dos flautas, cuarteto de cuerdas, un saxo improvisando. Pero me senté a hacer el arreglo de cuerdas y bueno, tampoco es que yo tengo estudios académicos. No estudié tanto, aprendí en la práctica. Entonces convoqué a Daniel Schnock, que lo conocía porque produjo a Los Calzones de la Abuela, amigas mías, y sabía de su capacidad. Además es vecino mío, vive al lado...

¿Literalmente al lado?
En el edificio de al lado, antes vivía en el mismo edificio pero se mudó. Encima también había laburado en los Estudios NN. Y nos juntamos, le conté lo que quería hacer, le mostré el tema de Brian Wilson, aunque también estaba fascinado con un disco que tengo en vinilo de Duke Ellington, con algunas cosas de Gershwin... Y bueno, le di ese arreglo que tenía, la idea principal del cuarteto, y le indiqué más o menos los instrumentos que quería que estuvieran.

¿Respetó la cantidad, sacó o agregó?
¡Terminó poniendo más de lo que le pedí! Yo le había dicho dos clarinetes -eso se cumplió-, el cuarteto de cuerdas, el glockenspiel, el piano, y la idea era meter un saxo alto, un saxo tenor, un saxo barítono, trompeta y flauta. Al final no hay trompeta ni flauta, pero lo que hizo él fue poner dos de cada saxo, que sumado a los dos clarinetes queda una textura armónica fuerte... Porque hacen arreglos de contrapunto, no es que tocan lo mismo, no hacen colchón. Lo que más me sorprendió es la parte del medio, donde yo me imaginaba el clímax: ahí Daniel metió más lo suyo. Quedó buenísimo y cambió bastante, la melodía principal y algunas cosas son parecidas a la idea original; pero el medio, el final y algunas otras partecitas fueron obra de él.

¿Cambian mucho las cosas a partir de lo que te dice alguien desde afuera del grupo?
Sí, claro. Panchi me ayudó mucho, es un capo y es un enfermo del estudio. Labura los siete días de la semana, ¡es un filántropo musical! Y en su estudio grabó un montón de grupos, y muchas cosas que salen de ahí están buenísimas. Además, como es guitarrista, me dio una mano a la hora de buscar los sonidos de las guitarras (si bien no es un disco muy guitarrero). Y Manza... él mezcla como un productor. Charlando, le pregunté cómo se tomaba la mezcla, y me dijo que a diferencia de otra gente que quizá mezcla desde lo técnico, él va a la música también. Primero escuchaba una o dos veces cada canción, sin tocar nada, muy atento. Yo le contaba qué quería, le describía la canción, y recién ahí empezaba. La mezcla que hace, entonces, es como una producción del tema. Por ejemplo, "Desde allá" termina con una coda de piano que no me había gustado como quedaba, no sabía si meterle más cosas para llenar. Y él se encargó de que eso cierre, le puso una reverb rarísima, y terminó quedando espectacular.

¿Sentís que le pagaste la mitad, que le debés el trabajo de producción? (Risas).
Puede ser, sí... (Más risas). Todos los que participaron del disco sin ser miembros del grupo hicieron aportes buenísimos. Al principio me preguntabas si el grupo es banda o solista, y creo que en el fondo uno se enriquece con toda la gente que lo rodea.


*Crisologo y los Cuerdos se presenta junto a Siesta en el Club Cultural Matienzo (Pringles 1249, CABA). Artista invitada: Lucila Pivetta. Entrada: $80.

(Desde Facebook anuncian: Como cada fecha buscamos que tenga algo especial, mañana además de tocar todo el disco nuevo, presentamos algunos inéditos ¡y sumamos algunos integrantes para que se suene todo!
Manuel Bence Pieres: teclados, guitarra y voz
Rodrigo Bence Pieres: batería
Sebastian Lerena: violín eléctrico
Mariano Cantarini: guitarra eléctrica
Alfonso Ollúa: bajo
Anita Garcia Q: coros
Gala Palacios: coros)

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