La Música es del Aire Mundial presenta su capítulo 9. Esta vez, quien despeja nuestras dudas futboleras es Maxi Diomedi, voz en el éter de FM La Tribu con su inmenso programa Patologías Culturales, por el que han pasado infinidad de músicos, poetas y artistas varios a lo largo de diez años (recién cumplidos). Maxi también co-conduce La Otra Radio.- junto a Oscar Cuervo y, además, este año publicó su primer libro de poesía titulado Fortaleza. Espera hacer lo propio con un disco de canciones.
Más allá de ese currículum, el hombre es un riverplatense informado pero moderado que, por procedencia (es de Bahía Blanca), se ocupa con mayor entusiasmo del básquet. Sin embargo, no deja de seguir el deporte más popular de la Tierra, ya sea acompañando a su hermano a ver a Racing o discutiendo el valor (sí, como Juan Manuel Strassburger) del multicampeón Ramón Díaz.
Ahí vamos:
RIVER, RACING Y RAMÓN
¿Hincha de?
Soy de River.
¿Viene por una cuestión filial, territorial, o por qué razón?
Digamos que me hice hincha de River porque cuando era chico, en la década de los 80, estaba en la cresta de la ola un jugador uruguayo que se llama Alzamendi y que metía muchos goles. A su vez mi tío Edgardo vivía en Buenos Aires, era muy fana e iba a la cancha seguido. Cuando en el '96 River jugó la final de la Libertadores, él me invitó a venir a Buenos Aires y me llevó a la cancha. Inolvidable. Esa fue mi primera vez en el Monumental. Pavada de debut.
¿Sos de ir a la cancha, o un hincha más televisivo?
No mucho, fui bastante cuando recién me vine a vivir a Capital. Iba tanto de local como de visitante, épocas en que no era necesario ser socio para levantarse el domingo a la mañana, tomar la decisión al mediodía, llegar a la cancha, comprar la entrada y ver el partido. Desde hace mucho soy un hincha televisivo (si bien cuando voy Pigüé a pasar las fiestas con la familia de Sofi [su novia], mi cuñado me lleva a las finales del torneo zonal, que son otra cosa: reposera y mate). Pero este año volví a ir a una cancha grande para ver a... Racing.
¿Cómo es eso?
Mi hermano es fanático/enfermo y me quiere hacer hincha de Racing, El sí tiene un lazo filial: es hincha por mi viejo y mi viejo por mi abuelo. O sea que la Acadé es mi segundo equipo y hasta te diría que estoy más pendiente de Racing que de River. No creo que sea conveniente que mi hermano lea esto porque va a pensar que logró hacerme hincha (risas). Este último campeonato conocí el Cilindro y me encantó, los dos o tres partidos que fui no perdió (o sea que funcioné como cábala en un campeonato muy malo para el club). En la cancha canto las canciones y grito los goles pero no me pongo la camiseta. Él siempre lleva una de más (risas).
Todavía no llegás a tanto, es peligroso...
Cuanto mucho la uso de bufanda pero no le quiero dar el gusto de que tenga la foto con la camiseta puesta. El partido post Colón, me mandó un sms que decía (textual): "Que no se diga pero hoy se te escapó un LE ganamos a Colón. Ya estás un 50/50. Lo sabés, jaja" (Muchas risas).
Volviendo a River: ¿cómo analizás la transición de la B a hoy, campeón y con un DT que renuncia?
El descenso de River fue doloroso. Yo trabajaba en un bar en San Telmo y ese domingo me encontró trabajando sin televisión, escuchando el descenso por radio... y se me cayeron unas lágrimas. Y hubo un hecho que me llevó a querer que vuelva lo antes posible: Almeyda. A mí me pasa eso, muchas veces quiero que gane un equipo porque una persona me cae bien y con River en la B yo era hincha de Almeyda. Nunca me voy a olvidar de Almeyda yéndose expulsado de la cancha de Boca, besándose la camiseta y sacándose de encima a los policías que querían cubrirlo con sus escudos de las escupidas. Y la transición empezó con su conversión de jugador a técnico en 24 horas. Un espasmo. Trató de jugar bien, de ir para adelante, algunas veces lo logró y muchas otras no, pero ascendimos. Cuando asumió Ramón -que nunca me cayó del todo bien por menemista- me desapasioné porque le serruchó el piso. A los tipos así no me gusta que les vaya bien pero por otro lado no quería que pierda River. Así que imaginate. Y después apareció una comisión directiva que no lo quiso nunca a Ramón y yo creo que es porque lo miran por encima del hombro, un gesto de clase. Como Ramón es "ramonista", se fue. Ganó y se fue. Y eso no me cayó tan mal (risas). Esta nueva comisión directiva está demasiado fogoneada porque la mayoría proviene del macrismo y desde el periodismo deportivo (que es macrista) se está relatando todo como un cuento de hadas.
DE MANU AL MONO, UN SOLO PASO
¿Te gustan los mundiales o los ves con menos interés?
Me gustan. De chico los devoraba. En lo que va de Brasil 2014 vi apenas seis o siete partidos completos: El debut de Brasil, Suiza-Ecuador, los de Argentina, Inglaterra-Uruguay y algún otro más. Por supuesto que vi todos lo resúmenes del resto de los partidos pero hace algunos años que me cuesta ver partidos enteros.
¿Encontrás relación entre el fútbol y la poesía? ¿Hay poetas en el fútbol? ¿Y antipoetas?
¿Dentro de la cancha? No lo sé. Maradona era un artista, poeta seguramente. Riquelme y Ortega también. Son fuera de serie, no hay modelo que los contenga. Hablo de los que vi. De los anti: Gerlo (risas).
Siendo de Bahía Blanca, ¿el básquet te tira más que el fútbol o están parejos?
Están parejos pero definitivamente me gusta más el básquet.
¿Ginóbili es comparable a algún futbolista, o es único?
Mmmm, no hay un futbolista que reúna todas las características de Manu. Si me permitís me voy a extender un poco acá.
Dale tranquilo, te escucho.
Manu tiene todo lo que uno encuentra en un deportista de elite: talento, destellos de genialidad, personalidad, liderazgo y rebeldía. El básquet es un juego donde el técnico puede tener en carpeta 50 jugadas distintas para aplicar de acuerdo a las circunstancias del partido; Ginóbili, que es de acatar ese tipo de decisiones, por personalidad y características puede salirse de lo planeado y eso suele tener sus costos. Incluso los tuvo en sus primeros años en San Antonio. En ese sentido me hace acordar al Ortega de gambetas indescifrables y tendencia a salirse del libreto (incluso en épocas de Bielsa en la Selección). Pero hay algo que él tiene y otros grandes no. Ni Riquelme ni Maradona ni Messi.
¿Y qué es eso que él tiene y otros no?
Ginóbilli es medio despatarrado y muchas veces cuando penetra lo hace de una manera tan destartalada que nos hace mirar para el costadito, con un poco de vergüencita, como diciendo: "¡Ay Dios!" (Risas). Manu está todo el tiempo caminando por esa cornisa, debatiéndose entre caer del lado de la gloria o del ridículo. Pero como es un juego (millonario, es cierto, como millonario se volvió Manu jugando) no le importa hacer el ridículo y prueba una y otra vez hasta dónde se puede llegar jugando. Esa manera de pensar el deporte lo convirtió en el alma del equipo, de la Selección, y en el jugador más talentoso e importante que haya dado la historia del básquet de Sudamérica. Un idealista deportivo que además tiene estampa de antihéroe. Un genio. Un fuera de serie. Ninguno de los otros que nombré -que son genios- bordean el ridículo cuando asumen riesgos. Manu sí. Y por eso es único.
¿A qué futbolista te gustaría tener mano a mano en una entrevista?
A tres (ex) futbolistas: Maradona, Almeyda y Germán Adrián Ramón Burgos.
¡El Mono Burgos! Qué personaje.
El Mono Burgos es el arquero más arriesgado que vi en mis 33 años. Sé que tenía un estilo deudor de Gatti y cuando digo arriesgado quizás lo piense en el mismo sentido en que te hablaba de Ginóbili. De hecho recuerdo varias ocasiones en las que el Mono hizo el ridículo. Y aún así siempre me pareció un arquerazo. Hacía del puesto una filosofía de vida. Es más, mirá lo que te voy a decir: si en vez de Cavallero, Bielsa ponía a Burgos en el Mundial de 2002, ese gol de tiro libre Suecia no lo metía. Ahí arrugó Bielsa. Y me gustaría entrevistarlo porque sé que tiene una historia interesante y porque me gustaría hablar de rock con él, cosas que en general no están dentro de los intereses del futbolista. Por lo menos así lo veo yo. Sic sic (risas finales).
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