Para no dar por muertas las secciones de este blog -¡sí, tenía secciones!- retomamos una de ellas, Dos canciones, con la excusa de hablar un poco de Francisco Bochatón, ése compositor personal y algo excéntrico que me gusta más en su fase cancionera que en clave deforme gorriona. Las dos canciones de las que hablaré provienen de un mismo álbum (en verdad, un EP), tan breve como bello: Píntame los labios, editado en el año 2001 como una secuela de su primera obra solista, Cazuela. Aquí vamos, entonces.
Pinamar: Típico caso de canción desoladora pero terriblemente bella. Antes de darle play, lo digo: creo que el mayor mérito del tema es el cambio armónico que hay entre los versos y el estribillo.
Pero empecemos por el principio, porque la introducción te sumerge en ése clima que nombro, con una línea de guitarra simplísima pero efectiva, tan indie que asusta y sin embargo, con un beat de batería y un teclado más bien de canción pop clásica. Los primeros versos pasan demasiado rápido y se produce el citado cruce mágico de armonías.
El detalle podría ser menor pero, aunque a veces no nos demos cuenta, cuando en una canción cambia el plano de los instrumentos puede ser clave para su estructura. En Pinamar, además del cambio armónico, en el quiebre que se da entre versos-estribo, se pasa de las teclas como protagonistas a un arrebato de guitarras (exacto, distorsionado pero no tanto) que acompaña a una letra perfecta. Casualidad o no, en los versos -parte de teclados, digamos- Bochatón canta frases más bien contemplativas, taciturnas -“reflejadas en agua contemplo las estrellas”-, y en el estribillo, en cambio, lo que aparece es “un huracán que la tormenta abrió”, en el paisaje “un resto fiel de la verdad”. Definitivamente, los buenos músicos son buenos cineastas (no estoy hablando de Fito Páez).
Todo va derechito en Pinamar. A primera escucha parece ser una canción redonda pero a la vez tiene ese algo incómodo: Bochatón parece lograr siempre una sensación de deformidad auditiva (?) y para eso ayuda su eterno desgano a la hora de cantar. Por supuesto, las imágenes de la letra y la sensación de separación -¿de una dama?, ¿de qué?- aportan el dramatismo suficiente para que la belleza de la melodía quede embarrada por un halo tristón.
Impecable canción.
Reflejadas en agua contemplo las estrellas
una mente continua mantiene la incoherencia
yo no quería encontrarte de pie, tirando piedras
el espigón, la gente, me mira como siempre
un huracán que la tormenta abrió
a un costado del mundo se quedó
y a la luz de la luna vi el cartel de Pinamar
una sola ventana que cerró
el viento que quería que te quedes
un huracán que la tormenta abrió
a un costado del mundo se quedó
y en el paisaje un resto fiel de la verdad
cualquier cosa que diga no es real
sabiendo que no quiero que te quedes
el hacedor de ideas se estrella en su carrera
la dirección del tiempo es frágil y se tienta
mi corazón de enero traduce los deseos
razón, dame una ayuda
tu luz es la que alumbra
un huracán que la tormenta abrió
a un costado del mundo se quedó
y a la luz de la luna vi el cartel de Pinamar
cualquier cosa que diga no es real
sabiendo que no quiero que te quedes.
22:33: También dramática, veintidós y treintaitrés exhibe en su música y letra una lánguida depresión, algo así como lo que les sucede a los animales domésticos y a los desocupados crónicos ("?" Nº 2). Imperativa al comienzo, la voz del platense susurra órdenes -¿o las recibe?- durante toda la primera estrofa. “Píntame los labios”, “hazme sonreír”, “bésame en la boca”: cada orden expresa un rito pasajero hasta que el protagonista pide que lo lleven al desierto. Exactamente ahí, la canción pasa de ser un folkito de armonía mayor superclásica a ser menor, es decir, más triste. La languidez la conserva, pero lo que sonaba amigable en un comienzo, deja de serlo. Y los acordes menores de la segunda estrofa hacen que todo suene más arrastrado.
En ese quiebre, se acaban las órdenes y comienza una ligera descripción espacio-temporal: “condición física sin deformidades, falla cardíaca, son las 22 y 33”. Pero la parte menor acaba rápido, como el tema, que concluye en la misma sintonía que comienza, con campanitas de fondo y una leve épica alegre. Todo en un minuto y medio.
El enigma de la falla cardíaca queda varado, pero al desierto de Bochatón nos gustaría ser invitados alguna vez. Ahí, las canciones se ven.
Píntame los labios
hazme sonreír
bésame en la boca
pasa un año junto a mí
llévame al desierto
llévame, llévame
que debes estar ahí
condición física
sin deformidades
falla cardíaca
son las 22 y 33
llévame al desierto
llévame, llévame
que debes estar ahí
Ahí...
9 comentarios:
dos temazoooos,
te olvidaste de comentar q en pinamar, participa cerati de invitado! jeje (q certera la modulación al estribo)
abrazo maestro!
en Pinamar en increible como se nota cuando entra Cerati en los coros con esa guitarra terrible.
Y 22:33 no se puede dejar pasar que tocó María Gabriela Epumer.
Hermosas ambas canciones.
Qué hacés Pablo, no me olvidé! Es peor: no sabía que participaba! Por lo que me dicen, toca la viola y hace la segunda voz en el estribo, no?
Eso me pasa por no tener el EP (aunque lo desee) y escribir de gente que no tiene las fichas técnicas detalladas en su página...
Mato, dale, gastame por no darme cuenta de una voz grave que bien podría ser doblada por Bochatón. Seamos buenos entre nosotros (?).
Tampoco sabía que estaba Gabriela.
Avisen si falta otro invitado más, al final el EP tiene más estrellas que Live 8!
Salud.
Muy buenas las canciones, a la par de los análisis.
A mí me gusta Peligrosos. El primer disco es el único del rock nacional en el cual todos los temas están buenos. justo hoy lo estuve escuchando en el laburo. Fue tarde d ePeligrosos y Massacre.
Gracias Calígula. Las canciones son mucho mejores, no jodamos! Tenía los textos hace un tiempo y nunca los subía.
Pablo: ahí me lo bajé y le voy a dar otra chance, su lado deforme no me cierra tanto, prefiero a Bochatón haciendo canciones como éstas. Igual tampoco les di tanto crédito, directamente me quedé con los discos solistas sobre los de PG.
No te tenía escuchando a Massacre, qué disco?
Salud!
No se, mis compas de laburo lo pusieron. Uno en vivo de 2005 y Ringo. mucho pedal
Canciones exquisitas y descripciones certeras. Bochaton solista es para el otoño/invierno y Peligrosos Gorriones es para Primavera/Verano. La languida depresion de los animales domesticos y los desocupados cronicos es una afirmacion irrefutable.
Linda canción te hiciste Pablo. Y sí, Massacre sin pedal no existiría, los usan muy bien (al menos a mí me gusta).
Juan, entonces hago bien en cargarme el de Peligrosos en el mp3 ahora.
La lánguida depresión te incumbe como desocupado, como bicho doméstico o ambas?
Salud!
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