jueves, 20 de enero de 2011

Para pasar el verano, vol. 2

No sé si este disco es precisamente veraniego, pero sí es muy enérgico y por eso lo quiero acá.

Sergio Rotman es un tipo indescifrable para mí. Su reaparición figuretti en los Cadillacs no me cayó simpática, las veces que lo leí o escuché en entrevistas lo noté entre nervioso y soberbio, y su siempre alto perfil me resulta irritante... pero a la vez, no dejo de reconocerle sobrados méritos: no para de hacer cosas, es inquieto -en 2010 protagonizó la grabación de tres discos-, y como compositor, escribidor y ejecutante del tipo de rock que nos presenta con El Siempreterno, es casi infalible (ya lo había demostrado con Cienfuegos). En este nuevo proyecto lo acompañan su mujer Midnerely Mimi Maura Acevedo, Ariel Minimal con su filosa guitarra, y el Ruso Sánchez y Fernando Ricciardi como base.

¿De qué se trata este Siempreterno? Media hora de energía punk y corrosiva, donde no falta ni sobra nada. El álbum te deja sin aliento y pasa como una ráfaga, pero justo cuando no querés probar más de ese veneno: es suficiente la exacta dosis que se ofrece. Los cinco integrantes parecen ser los intérpretes ideales -incluida Mimi en una faceta más rocker que dulzona, aunque cante los temas menos infecciosos, por así decir- para estos temas cortos, potentes y distorsionados, sin lugar a dudas de lo mejor que escuché del rock guitarrero argentino en el 010.
Destacados momentos: Rohypnol y Contradios. Prueben y cuenten (lo subo porque se consigue en muy pocas disquerías; el que puede, comprelo en los shows).

martes, 11 de enero de 2011

Para pasar el verano, vol. 1


Hace rato que no subo algún disco por el placer de compartir música con ustedes (¿hay alguien ahí?). Por ello, para este verano (me y) les propongo ser breve, actualizar más seguido e ir al grano. Sólo me voy a dedicar a recomendarles discos para pasar el calorcito como se debe: con buena música que lo acompañe.

Para arrancar elegí uno de los grandes discos ocultos de esa fuente inagotable de la cultura popular llamada años '60, quizá uno de los tesoros mejor ocultos de la historia de la música pop: The Millennium, un supergrupo de tipos que aquí no juna nadie pero en otros lares marcaron época, como Curt Boettcher. No quiero decir mucho del disco -que fue debut y despedida- para no arruinarles la conmoción de escucharlo, pero sí los obligo (?) a hacerlo porque los hará caer de trasero. Y cuando se vuelvan a parar los tirará de vuelta y así sucesivamente. Si eso no sucede, me dedico a otra cosa.


Salud y feliz año a todos, se va la primera.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Escuchar a un Ruiseñor


"Su canto es, para muchos, el más espléndido de los que puede emitir un pájaro. Tiene una melodía musical, variada y potente, ascendente y descendente; se oye incluso en lo más cerrado de la noche. Más tarde, en mayo, el ruiseñor canta noche y día, con especial brío en los crepúsculos matutino y vespertino. (...) Cuando un ruiseñor dotado de unas cualidades canoras excepcionales deja oír su voz en una zona determinada, automáticamente mejora el nivel de canto de los ruiseñores de aquel ambiente. Al revés, cuando muere el mejor de los cantores, la nueva generación pierde calidad. En el este y en el sur existen ruiseñores muy activos pero de escaso arte canoro; en algunos lugares sólo saben una canción monótona, que interpretan, eso sí, con extraordinaria potencia".
(Texto extraído de webislam.com).

Una voz clara como el agua, como hace tiempo no escuchaba: imagino que a Andrés Ruiz le interes
a que se escuche bien lo que dice.
Esto fue lo primero que me sorprendió de Ruiseñor, su cuarto álbum como solista.

Veamos. Andrés me entregó el disco en mano hace un tiempo, en un encuentro casual pero agradable en el cual le conté que hacía un blog y que a él lo conocía de nombre, de vista y como integrante de Compañero Asma, aunque no tenía escuchada su música (pequeñísimo detalle, convengamos). Charlamos un rato y me contó que Ruiseñor es su disco más cancionero, que sus otras producciones destacan por tener obsesiones musicales cercanas a lo progresivo pero a la larga lo que le interesa es, efectivamente, hacer buenas canciones (espero no estar mintiendo en lo que afirmo que me dijo).

Pues bien, de aquel encuentro a hoy ya pasó un tiempo, tiempo suficiente para que Ruiseñor se posicione en mi “discografía 2010” como uno de los títulos destacados. Canciones redondas pero con sus toques -la búsqueda de una vuelta de rosca, más que nada en las armonías- para que sean eso, muy buenas canciones, mas no piezas completamente digeribles a la primera escucha. Lo que es seguro: si no te avisan que el autor de este disco acarició y curtió al rock progresivo con anterioridad, es imposible imaginar que este tipo que hace un disco de doce canciones en 33 minutos era eso. ¿Volverá a serlo?

Sin dudas, Ruiz presenta un disco cerebral e íntimo, ambivalente. De traje alegre y relajado, como sucede en Los atletas, donde la música encubre una letra lúgubre con más de un verso violento -“los atletas miran fijo a su rival, un par de huesos rotos no vendrían mal”-; de desolación en la magnífica 29 inviernos, donde Andrés ruega a una dama que le dé valor; y con la voz de Litto Nebbia en un dúo vocal que da grandes resultados para la melancolía de El bosque de los años, de cabeza al top ten de canciones de 2010. Sorprenden las constantes citas al mar, a los animales y a la niñez a lo largo de las letras del álbum. Se lo consultaré al autor en el futuro.

¿Lúgubres, desoladas, melancólicas? Sí, las canciones de este Andrés Ruiz parecen ser así... sin embargo, la total escucha del disco deja un sabor dulce: el famoso sabor de las buenas canciones -bien hechas y bien ejecutadas-, que es lo que importa.


[Acá les dejo un par de guías para su música, me parece más interesante eso que describir tanto:
- Tres temas para bajar (no subo el disco completo aun porque es muy reciente, no se consigue en la web y don Ruiz es independiente).
- Andrés en Facebook, myspace y blog. Y su página oficial.]

martes, 30 de noviembre de 2010

Para bajar

Llueve, me senté con más de media hora de tiempo (?) en la computadora -y sin tener que trabajar con ella- pero no es suficiente para que me salga escribir algo mínimamente productivo o interesante. Conclusión: ayuden ustedes.

Se necesitan discos para reposar, descansar, estirar las patas, relajarse... e incluso, discos para poner de fondo hasta quedarse dormido.

Se escuchan sugerencias y se acepta cualquier género (por supuesto, que permita lo que pido arriba).

Salud.

martes, 16 de noviembre de 2010

Lo que nos ocupa es esa abuela



“Me asombra McCartney. Posiblemente sea el único tipo que me asombra. Puede hacerlo todo y nunca afloja. Tiene un don innato para las melodías, puede tocar cualquier instrumento. Puede chillar y gritar tan bien como nadie, y canta baladas tan bien como nadie. Y sus melodías brotan sin esfuerzo; eso es lo que debe asombrarte. Todo lo hace sin transpirar. Me gustaría que se retire (risas). Todo lo que sale de su boca está enmarcado en melodía”.
Bob Dylan, 2007.

A esta altura no me siento capaz de decir nada nuevo. Pero no importa, lo intentaré.
El pasado jueves vi a Paul. El pasado jueves es de esos días –no fue, es, siempre te acompañan- en los que sentís –cúbranse con el escudo, se viene un lugar común- estar en el momento justo y el lugar exacto. La expectativa me había tenido ansioso todo el día, mirando el reloj como un idiota cada 30 segundos, sabiendo que no habían pasado más de… 30 segundos. Como cuando sacás número en un negocio, ves que tenés el 100 y van por el 00, pero a cada cambio de número mirás el tuyo pensando que va a ser el 01 (y así con todos los números). Impaciencia le dicen, ganas de que algo que sabés va a ser verdaderamente emocionante, al fin suceda. Párrafo aparte: no sé quién tuvo la brillante idea de poner un video-collage de fotos de Paul, The Beatles y los ’60, pero esos 15 minutos antes de que salga el maestro fueron insoportables, de los más insufribles que viví en la previa de un recital.


Siempre defendí a Paul. De los cuatro Beatles es el mejor músico, el más completo: el que toca cualquier instrumento, casi cualquier cosa que le tiren –si le tirás una sandía, la rasga y le saca un Sol mayor; después como buen vegetariano, se la come (la sandía, che)-; el que tiene más caudal de voz; el mejor compositor, al menos armónicamente hablando (las melodías ya son algo mucho más discutible). El más versátil, bah.

Ese aspecto de pastor evangélico que mantuvo con hidalguía durante, sí, ya como cincuenta años de carrera, a veces nos hace pensar que es un gil. Que sea vegetariano lo vuelve más loser; que esté siempre de excelente humor lo vuelve el beatle ñoño. Y así con todo. Para colmo, en vivo te hace acordar a Carlitos Balá, tira frases como “ustedes son buena onda” -que me llevó a una conexión directa con aquel capítulo de los Simpson sobre la no buena onda de Marge- y por apariencia, podría ser tranquilamente la abuela de varios de los presentes: “Mi amor, te presento a mi abuela Paula” (?).
En cambio, esta abuela es una leyenda viva que aparece de la nada y abre su show con el tema con más variantes y menos letra de los Beatles (¡Magical Mystery Tour!). Y ya con eso creemos que nos alcanza, aunque sepamos que va a venir mucho más.


Paul McCartney, el tipo vivo más versionado por sus colegas músicos, el viejo flaquito que te canta temas que compuso en 1962 en su tonalidad original y sin alterar la melodía, es a la vez el beatle más vilipendiado, acusado de blando y de careta (recordar la frase de Ariel Minimal). Pero pela Yesterday, una canción que hemos escuchado 8 mil millones de veces y creemos ha sido ya vaciada de contenido y no tiene sentido escuchar... y te encontrás con que el jueves 11 de noviembre te la toca solito en la cancha de River, y sí: Yesterday, por supuesto, te emociona. Y en el fondo no sorprende tanto porque hay en Beatles una perfección, una redondez que aborda al presente de manera tan certera, que siempre es eso, presente. Hoy y mañana. Las canciones de Paul y las de los demás Beatles van a sonar por siempre exactas al y en el momento que suenen.

Y el jueves esperábamos especialmente esos momentos beatles, para qué mentir. Aunque Let me roll it todavía sigue resonando, aunque Highway estuvo bárbaro, Bluebird fue tierna y Live and let die ya saben... queríamos Helter skelter, Day tripper, Something, A day in the life –uno de mis momentos favoritos, poco resaltado en las crónicas- y la coda de Hey Jude. Ob-la-di, Ob-la-da sabíamos que nos la íbamos a tener que bancar y así fue, aunque la esperanza de que no la toque duró unos segundos. Pero qué importan los pequeños detalles, fue Paul, es la mitad de esa famosa firma "Lennon/McCartney" y allí lo vimos -algo lejano, pues uno no es un millonario que pueda pagar de a miles- lo escuchamos y lo sentimos. Durante casi tres horas, Paul fue... la conciencia que regula al mundo.

Esa abuela, nada menos.

(Nota: Las fotos las saqué de Taringa! y son del miércoles, no del jueves, día en que asistí).

lunes, 8 de noviembre de 2010

Charlas con músicos: Fede Cabral (pt. 2)

Segunda y última parte de la charla con Fede Cabral. Un poco de todo y muy interesante: sus proyectos paralelos a Sancamaleon, Cromañón y la ardua tarea de arreglar fechas, trabajos paralelos, gustos personales... y esas preguntas pavotas que dejo para el final y me encanta hacer. Disfrútenlo.

(Y si alguien pasó de largo, se distrajo o cometió el simple pecado de no leer, aquí está la primera parte de nuestra charla).



SHOWS, CROMAÑON, CHABÁN

¿Cómo está la situación para tocar? En Buenos Aires hay cada vez menos lugares...
Es difícil. Queda reducido todo a lugares como La Trastienda o Niceto, que tampoco es que los reventamos de gente, entonces no es tan fácil hacerlo. Además no es sencillo conseguir fecha en esos lugares.
Después me parece que depende mucho de cada banda, hay que ser creativo en ese sentido, saber moverse y encontrar los momentos para hacer las cosas... y hay que escuchar los dos lados de la campana. En Ultra el otro día me contaban: “mirá, nosotros hicimos por mucho tiempo fechas gratis, pagándole un viático a las bandas para que toquen, y venían un montón de bandas que no hacían publicidad y no venía nadie”. Entonces, también hay mucho de eso. Y hay que moverse porque hay de todo: está el bolichero rata, asqueroso, pero también el músico más colgado que no se pone las pilas. Siempre fue difícil acá en Buenos Aires, aunque antes de Cromañón no tanto.

Ustedes fueron los últimos en tocar en Cemento, ¿tocaron por esa fecha, no?
El mismo día de Cromañón.

Es increíble la coincidencia, porque de alguna manera ese día fue la muerte de buena parte del under. ¿Con Chabán tenían buena onda?
Sí, aunque nosotros no teníamos mucho trato, más tenía el manager de ese momento. Un tipo muy particular, siempre quiso destacarse, muy eléctrico. No te puedo decir que tenía una relación con él, pero nos daba la oportunidad de tocar. Es muy difícil, es tan complejo todo, pensás en Cromañón, en las culpas... y la culpa de de todos, porque Chabán se mandó una cagada grande pero era como se manejaba todo en ese momento. El público de la banda también... es el resultado de toda la desidia argentina. Es muy difícil de abarcar.
Y ahora la situación está difícil pero hay que encontrarle la vuelta.


EL LABURO

¿Ustedes tienen todos trabajos paralelos a la banda? ¿No viven de ella?
Sí, tenemos todos laburos paralelos, ¡definitivamente no vivimos de la banda! (risas).

¿Das clases de canto, seguís con eso?
Ahora no, ahora estoy metido en producir a otros artistas, en la producción artística. A veces me llaman bandas que van a grabar y quieren una pre-producción de voces. Cosas así. Y también he hecho un par de canciones para publicidades.

¿Alguna famosa?
No, creo que no, hice varias para afuera. Por ejemplo, mi hermano hizo un comercial para Sony el año pasado, y tiene música de un montón de gente: Dylan, Chemical Brothers... y entre esos temas metí una canción mía que tiene un charango, una cosa íntima, y estuvo buenísimo. Después sale de todo un poco. Todos los demás también tienen trabajo, la banda es más un hobbie, aunque también sea un laburo...


LOS OTROS PROYECTOS

¿Qué proyectos paralelos tienen los miembros de Sancamaleon?
Yo tengo dos proyectos aparte de Sancamaleon. Uno es La Peña Pop, un espectáculo acústico que empezamos a hacer a fines del año pasado con Goy de Karamelo Santo, Charlie Desidney -ambos produjeron Polenta- y Manu Espinosa, un cantautor patagónico. Empezamos tocando acá en el GueBara haciendo un show por semana y ahora estamos grabando el primer disco. Nos juntamos los cuatro para hacer temas de los cuatro, versionados, entonces le pusimos La Peña Pop. Yo ahí toco el charango, en un plan charango Pink Floyd: le pongo delay, más colgado, no folklórico sino más acústico, con percusiones y un toque experimental. Empezamos a hacerlo y estuvimos ocho meses tocando todos los martes en el GueBara. Y dijimos “bueno, vamos a hacer el disco”. Y lo estamos haciendo.

¿Cómo no me enteré de eso? Mirá que leo cosas...
Y, no sé... (Risas). Fue una cosa muy barrial, de acá de San Telmo.

Claro, y Goy está acá en La Boca.
Claro. Ahora se fue de Karamelo, tiene sus razones, venía hace muchos años haciéndolo, tiene un hijo... y esto es algo más chico y lo hacemos para desestresarnos: en vez de jugar al fútbol, tocamos. Se empezó a poner bueno y a tener peso propio, es muy diferente a lo que hago en Sanca. Estamos haciendo el disco y lo vamos a sacar por Tómalo o Déjalo.
Y el otro proyecto con el que estuve tocando bastante, sobre todo el año pasado -aunque hice algunos shows este año- es más en plan solista y se llama Los Aliados del Japón. Hay un video dando vueltas por ahí. También es un proyecto más colgado, más de canción, con otros músicos (ahí también toca el tecladista de Sancamaleon). Tiene temas más folk pero a la vez es medio espacial, Arcade Fire, Wilco, en ese plan. Con Los Aliados también quiero grabar un disco.



Sancamaleon tiene una apertura estilística importante, pero quizá ahora se enfocó más en un estilo y los temas que no entran ahí van a parar a los otros proyectos, ¿puede ser?
Probablemente sea así. Y un poco con este disco, con Afuera, se terminó de entender que somos una banda energética y que invita al baile. Con Polenta quisimos torcer un poco la historia y estuvo buenísimo hacerlo, pero a la gente cuando la confundís tanto como que no entiende nada.

¿Decís que no lo entendieron?
No sé si es que no lo entendieron... pero está bueno, al menos en mi mente, saber que la banda es arengadora, power y que genera baile. Y la parte más de cantautor o melancólica llevarla por otro lugar.

Por lo que decís, va a ser más probable a partir de ahora escuchar temas como Mi chica peruana en La Peña Pop que en Sancamaleon.
Claro, sí. Igual está bueno cuando todo se mezcla. Con La Peña Pop, por ejemplo, estamos haciendo una versión de Todos los caminos en plan Manu Chao, me gusta eso de agarrar un tema y que tenga versiones, que todo se empiece a mezclar en un punto. Obviamente, todos estos proyectos involucran a mucha gente y yo soy sólo una parte de eso, pero me parece que todo termina siendo una obra, que después lo ves y cierra.
Vamos a ver cómo se da todo, el mismo Diego tiene su proyecto, con el ex batero de Sanca, Nico, que ahora está tocando máquinas y demás. En algún momento estaría bueno que cada uno desarrolle eso, para sacarse las ganas de hacer otras cosas.

Eso está pasando con varios grupos ahora, que se forman de otros. Onda Vaga, Viajantes, Flopa Manza Minimal, Kumbia Queers.
Está bueno eso, es sano. Y con la tecnología que hay ahora se simplifica, podés grabar las cosas más rápido.


BONUS TRACK: GUSTOS Y CONSEJOS PARA NUEVOS OYENTES

Me nombraste a varios grupos, ¿qué música escuchás más? Imagino que por lo ecléctico de la banda deben tener gustos bastante distintos entre sí.
Sí, la verdad es que tenemos gustos muy distintos, aunque calculo que coincidimos en algunas cosas. Por ejemplo, para este disco coincidimos en que es un disco para bailar, con ciertos colores de toda la nueva ola de música pop/rock electrónica: MGMT, Hot Chip, M.I.A., esa oleada nos gusta, está logrado.
Yo escucho muchas cosas, tuve muchas etapas. Al trabajar en la música, a veces te ponés a escuchar la producción y esos detalles, pero cuando tengo que limpiar en casa me pongo un disco de dub, algo más abstracto, que me lleve a otro mundo. Ya no voy a poner un disco de Faith No More, que en su momento escuchaba mucho y es un bandón tremendo, estoy en otro momento, en otra sintonía. Los discos de Arcade Fire me gustaron mucho, son buenísimos. Y en estos últimos meses me hice muy fan de Gorillaz: Damon Albarn me gusta mucho, lo que hizo con The Good, the Bad and the Queen, es un discazo. Y me gusta eso de gente como él o Jack White, de tener varios proyectos.

¿Qué cinco discos salvarías de un incendio?
Y, seguramente alguno de los Beatles, ponele Revolver... Exodus de Bob Marley, alguno de... (Piensa).

Es tonta pero no tanto la pregunta. Se complica...
¡Se complica! Alguno de Charly también, pienso en Clics modernos o alguno de la época Say No More, me encantaba. Supongo que alguno de Cerati también, que me gusta mucho. Bocanada, o Amor amarillo que es un gran disco, muy despojado, hecho con una máquina de ritmos y una guitarra. Y Violator de Depeche Mode, la primera banda de la que fui fan.

¿Si alguien no conociera a la banda, qué tres canciones le mostrarías y por qué?
Pondría una de cada disco. Del primero, La venganza de la Pachamama, porque evidentemente es una canción que caló en la gente y que cuando la tocamos es cuando más se agita; después pondría Adiós, de Polenta, otra canción así clave...
Estás eligiendo los hits, justo lo que hablábamos antes.
Sí, es verdad. Y de este disco elegiría
Todos los caminos. Con las tres canciones que te digo, mientras íbamos haciendo cada disco, sentí que eran de esas canciones clave como para pensar un disco. Es como tener un equipo de fútbol y tener a Riquelme entre los once, entonces sabés que a partir de él armás el equipo.


(Sancamaleón se estará presentando el 27 de noviembre en Tucumán y el 28 de diciembre en Salta. En tanto, La Peña Pop tocará todos los jueves que restan del año en el GueBara de San Telmo. Ya saben).

Update 10/11: los espíritus de Sancamaleon avisan que el show de festejo por los 10 años de la banda se traslada de Niceto al Salón Real (Sarmiento 1272), el jueves 16 de diciembre.

viernes, 29 de octubre de 2010

Con la camiseta puesta

"La muerte prueba que la vida existe", dice la canción.


(Este blog es de música, pero hay cosas que no se dejan pasar de largo).

viernes, 22 de octubre de 2010

Charlas con músicos: hoy, Fede Cabral de Sancamaleon (pt. 1)

Sigo dándome gustos gracias a este espacio. En esta ocasión, me junté a charlar un buen rato con el cantante de Sancamaleon, bonita banda porteña que escucho hace unos buenos años y que recientemente editó Afuera, su tercer larga duración. Fede Cabral me demostró ser un tipo muy simpático y natural, algo que ya notaba al verlo en los shows del grupo y no hice más que reconfirmar en esa hora y pico que charlamos en el Bar Británico (un rato con grabador y otro no).
Aquí va la primera parte: el presente del grupo, el nuevo disco, el sello propio, los shows y demás.
¡Gracias a Fede por la buena onda!


AFUERA

Empecemos por Afuera. ¿De quién fue la idea de presentarlo de manera virtual, en tandas e incluyendo arte visual?
Yo creo que todas las bandas se vienen preguntando qué hacer. Porque en la música está la parte linda, que es hacer las canciones y grabar el disco... y toda la parte burocrática y comercial, de editarlo. Sabés que son de movida cinco mil pesos, sale eso y, la verdad, es difícil de recuperar porque los discos no se venden. Es la realidad. Está cambiando mucho el hábito de escuchar música ahora, si bien siguen estando los melómanos que escuchan el disco entero, por lo general la gente va escuchando música de otra manera. Hay mucha información también.
Y el laburo y la idea de que salga así lo hicimos con mi hermano, que hizo los videos de la banda. Y pensamos qué plus encontrar para, aparte de dar el disco gratis, enganchar a la gente, y salió la idea de hacerlo por tandas y con el booklet virtual, porque estás en la página y de alguna manera vas pasando imágenes, la letra... vas como viendo el librito. Completa un poco el disco físico, que también tiene una edición muy bonita pero no tiene booklet: en la cajita vienen los nombres de los temas impresos, en serigrafía, como crudos.

¿Y eso quién lo pensó?
No sé si fue idea de alguien, es un proceso, desde que vas haciendo los temas vas pensando en la tapa del disco, un concepto. Lo vas armando con el tiempo, se va desarrollando, después de muchas charlas.

Aparte es un disco bastante minimalista, respecto a los otros dos.
¿Decís musicalmente?

Sí, quizá sea su disco más punk, incluso en duración.
Está bueno que digas eso, porque en elaboración, te diría que fue el más complejo. Tiene ese resultado de cercanía, esa cosa punk, como vos decís. Esa cosa fresca, que también es la experiencia de haber grabado, entonces tenés más espontaneidad al momento de grabar. Por ejemplo en las voces, quizás no estás tan preocupado por afinar... lo digo como ejemplo. Estás más suelto. Pero es un disco de muchas capas, mucho laburo de sintetizadores, las guitarras grabadas aparte, hay como un laburito. Quizá Polenta fue un poco más crudo, porque fue un disco que se hizo mucho más rápido, está como mucho más despojado.

¡Polenta me parece más pop! Quizá este sea un disco más rockero, o más ligero.
Polenta tampoco creo que sea pop. Creo que en ese momento quizá fue un error decir pop, porque uno tiene una concepción del pop... para la mayoría de la gente del rock es como una mala palabra, ¿no?

Un error.
Lo ven como algo malo. Y en su momento, cuando hicimos Polenta lo pensamos como un golpe de efecto. Me encanta la banda que te desacomoda, que hace una cosa y salta a otra. Me gusta eso y quizá fue bastante extremo, porque no es un disco pop, es un disco más de canciones, pero ya en ese momento al decir pop mucha gente empieza con el “se vendieron”. Y en realidad es un disco re punk grabado en La Boca con Goy [Ogalde], con los Karamelo [Santo].


¿Cómo ves a Afuera re
specto de los otros discos?
Afuera es como una simbiosis de los otros dos, del power que tiene Cancionero..., los riffs. Es como una síntesis de los otros, junta los dos Sancamaleon. Y a la vez es distinto, tiene una novedad, esos aires medio electrónicos que hay en el disco.

¿Y cómo influyó el reciente cambio de integrantes para el disco?
En ese sentido es rara la banda, tuvo muchos cambios, fue difícil de mantener, si bien la base está con Diego [Fares, el guitarrista] y Román [Montanaro, el percusionista]. Somos un poco los que llevamos la historieta, son muchos años de estar tocando. Y que la banda sea una responsabilidad, como un trabajo, y sea un trabajo del que no estás viviendo -muchas veces al contrario, perdiendo plata- yendo a lo frío... cuando las cosas no salen, todos como que se deprimen. Y lo bueno de todos los músicos que pasaron por Sanca es que ninguno se fue por esas peleas boludas de vedette, sino que realmente tenían sus cosas. Pero fue todo sano. Obviamente, lo pensás y la banda se quedó sin bajista y sin baterista en el mismo momento y decís “bueno, ¿qué onda? ¿Seguimos?”.
Lo que pasó con este disco fue que teníamos ya varias canciones y cuando pasa algo así, o te mata o te fortalece. Y dijimos: “Bueno, hasta acá, todo bien, ¿hacemos cada uno la suya?” o “Che, hagamos otro, vamos con todo”. Un poco el espíritu de Afuera, internamente, fue tratar de hacer el mejor disco posible, de corazón, no pensando en el hit, eso es consecuencia.

Igual ustedes los tienen porque hacen canciones muy melódicas. Y no es que lo están buscando, está ahí.
Totalmente. A mí con la palabra hit me pasa lo mismo que con pop. Pienso “este tema es un hit”, me encanta cuando eso sucede. En su momento, por decir, No Doubt era una banda re hitera que me encantaba, que te tiraba bien arriba... están buenos los hits, son una manera de conectar con el pueblo. A gran nivel no hemos tenido hits, pero está bueno ir al interior y que cuando tocamos Mi chica peruana, La patada o Adiós la gente los sepa, genera un vínculo.
Te decía respecto al disco: la intención fue la de hacer el mejor disco, si por alguna razón es el último disco de Sanca, que quede bien arriba. Tiene ese espíritu, en temas como La última canción.

O Tómalo o déjalo, el “espero haber sido una influencia”.
Sí, tiene que ver con eso y también con el haber perdido a los chicos, y con todas las cosas que uno pierde en la vida, como un guiño melancólico sin mirar tanto para atrás.

A pesar de llamarse Afuera, en las letras noto un disco bastante para adentro.
Mirá, está buenísimo, me interesa tu percepción porque uno no se da cuenta de muchas cosas, de hecho yo creo que Polenta es un disco mucho más para adentro, temas como Iggy Pop de San Telmo o La extraña mente de un pony con esa cosa un poco surrealista, mirando al mundo de los sueños y más para adentro. Y este disco siento las letras más callejeras, más urbanas, más hablando desde el “Ey, vos”. Son percepciones.

¡Claro, yo lo veo al revés! Si comparo, en el primer disco las letras eran más para afuera y de ahí para acá se fueron metiendo más para adentro.
Para el primer disco tuvo que ver todo lo que pasaba con el país, nosotros éramos mucho más chicos y era todo más desmedido. Y todo se estaba prendiendo fuego. Quizá con Polenta empieza un proceso de búsqueda y de intentar que las letras sean un poco menos explícitas. Me encanta el primer disco pero algunas cosas ya las veo como más inocentes, en el sentido de que éramos más chicos y teníamos un poco esa cosa más utópica de decir “esto es el bien y esto es el mal”. Y después te das cuenta de que está todo medio mezclado, como en Paranoia del fin del mundo, que habla de un enemigo: “la verdad es que estoy comenzando a dudar de quién es el enemigo, estoy empezando a ver monstruos en las caras de mis supuestos amigos”. Y ahí te das cuenta de que la vida tiene grises, que todo lo bueno tiene sus cosas malas y todo lo malo algo bueno y difícilmente encuentres cosas puras.

¿Cuáles son esas cosas que encontrás en Cancionero... que quizá ahora no te gustan tanto?
No es que no me gustan, las veo con humor y pienso “qué bueno el momento en el que nos pasaba todo esto”, era todo muy intenso y pensábamos que era así. Y a la vez es una visión del mundo que no podés cambiarla porque quedó ahí, es lo que eras en ese momento, como ver una foto vieja, te puede gustar más o menos el pelo pero sos vos.
Hay cosas que después no son tan importantes: uno tiene una cosa muy metódica con las letras o con la obra en sí... y después te pega para un lugar que ni imaginás por dónde viene, es difícil explicar las letras. No siento que tengan una importancia real, lo que importa es cómo le pega a cada uno. Ahí está el viaje. Uno escucha los discos de los Beatles y quizá Lennon era un turro con sus cosas y todo...

Y lo escuchás cantar del amor...
Claro, es lo que te decía de lo bueno y lo malo. Quizá Julian Lennon creía que el padre era un monstruo, y el tipo era el que más hablaba del amor en el mundo y fallaba en ese lugar. Los artistas lo que te dan es eso, un alimento para el espíritu, cada uno lo toma y lo procesa a su manera.


TOMALO O DEJALO
DISCOS

Contame un poco del sello. ¿La idea es editar sus discos o también trabajar con otra gente?
En principio nace porque, con este disco la respuesta de los sellos fue “sí, está bueno... dejame ver un mes, dos meses”, “mirá, echamos a veinte empleados, dejame ver”. Y siempre entrás en una situación de estar esperando que alguien te ayude, un poco por eso el nombre Tómalo o Déjalo, que es como decir “bueno, man, hasta acá llegamos, no voy a estar esperando”. Las cosas hay que hacerlas, para que suceda algo hay cosas que tenés que hacer. Y todo esto del sello fue una iniciativa mía, es un sello que es una persona por ahora... los chicos y otras personas me ayudan.

Digamos que el sello es tuyo, no de la banda.
No es que es mío... Sí, es mío (risas). Fue la iniciativa y la actitud de querer hacerlo, obviamente también de conseguir dinero y toda esa movida. Es algo que es de Sancamaleon y en teoría también es como un paraguas, poner el nombre agrupa una movida, tiene un valor emotivo que está bueno.

Aunque creas que no tiene tanto valor, al ponerle el nombre vos ya le das entidad.
Claro, es así. Y la idea es tratar de editar con el sello, además de los discos de Sancamaleon, los trabajos paralelos de los miembros de la banda. Yo tengo un par de proyectos más, los chicos también, es como poner todo en una bolsa. Y me encantaría poder editar discos de otros artistas también, por ahora estoy tratando de acomodarme con todo esto, pero estaría bueno encontrarle la vuelta a poder producir y darle una mano a la gente que podamos.


TOCAR EN EL INTERIOR


Contame cómo viene el tema de las fechas, con lo difícil que está.
El viernes 29 tocamos en el Santana, en Ramos Mejia, y el sábado 6 de noviembre en Sira, en Olivos. Después vamos a estar por el norte, Tucumán, Salta, es la tercera vez que vamos al norte. Tenemos una especie de gira armada allá, muy a pulmón, muy de depender de la gente a la que le gusta la banda en distintas ciudades y te contactan para ver cómo hacer para que vayamos. Es todo así, en su momento hemos parado en casas de gente que nos llevó.
Al principio nos pasaba de bandas que se copaban con lo que hacíamos y armaban una fecha para que toquemos con ellos, y nos comíamos un asado allá, con la familia... está bueno, aunque quizá con el tiempo tratamos de cortar un poco con eso, buscamos algo más profesional, no por cortar con eso en realidad sino porque después es muy desgastante, porque no parás nunca.
Por ejemplo, el sábado pasado tocamos en Santa Fe y el domingo tocamos en un casamiento en Córdoba, de una chica amiga que nos ayudó mucho en otras oportunidades. Como en Santa Fe no hay hotel, tocamos, tomamos algo y dormimos en el camino mientras vamos para Córdoba. Hay un alta dósis de rocanrol en esos casos... (Risas).

¿Y a Europa, está el plan de ir?
En un momento hubo una posibilidad, Goy llevó unos discos de Sanca y un productor en Alemania se había copado pero al final no se dio, estuvo muy cerca. Es una deuda pendiente, tengo muchas ganas de ir para allá. Es complicado llevar una banda entera de rock... es más sencillo algo más chico, o más acústico. Si fuera un show más callejero sería más fácil, pero Sanca es otra cosa, es una banda eléctrica.


PRODUCTORES

¿Por qué siempre decidieron trabajar con productores y no hacer los discos solos?
Este disco tiene bastante producción nuestra, lo que pasa que lo más complejo -y por lo primero que llamamos a un productor siempre-, es que te ordenen las canciones: necesitás una oreja de afuera para terminar de decidir vos, porque sino uno dice “a mí me gusta esto”, otro “a mí me gusta aquello” y necesitás un consenso...

Bueno, pero todas las bandas no están dispuestas a hacer eso, a algunos no les gusta que les digan “sacá este coro”. Tenés que tener cierta apertura.
Con un productor está bueno entregarse, porque es la manera de aprender. Después, si hay algo que no te gusta obviamente no lo vas a hacer, sino no estás siendo honesto con vos mismo. Todo es charlable y está bueno estar en sintonía. Con Chávez estuvimos muy en sintonía, es un pibe que sabe mucho, realmente el loco tiene idea. Tiene una data impresionante y es un tipo con cierta mística, es muy tranquilo, habla poco y cuando habla... te la clava. Te dice la justa.
Necesitás esa voz de afuera, después depende de cada banda. Para mí un productor es como un integrante más que se suma a cada disco, una oreja más, un socio.

Bueno, hay varios grupos que parecen no querer eso...
Es medio infantil. Hay un punto en el que tenés que ser frío en la música, digo, no frío cuando estás componiendo o cuando estás sobre el escenario. Cuando hacés un disco, hay que salirse un poco y ver las canciones más de afuera. Ojo, hay tipos que tienen re claro lo que quieren y hacen discos buenísimos y no necesitan productor. Pero lo otro está bueno, abrirte a cualquier persona y escuchar qué te dice, incluso tu vieja que puede no saber nada de música pero viene y te dice que le gusta tal canción. Todo suma.

¿Quién te gustaría que produzca a la banda en el futuro?
Si hablamos de sueños te podría decir el productor de Radiohead [supongo que se refiere a Nigel Godrich], pero sin llegar a esa instancia hay un montón de gente. Me parece que se da, es lo que vos querés y lo que te puede dar esa persona. Un tipo que me resulta interesante de acá para hacer un disco es Sergio Rotman, tiene una estética particular que de alguna manera te la fusionás, pensás qué pasaría si hiciéramos algo.

¿Y nunca lo contactaste, lo conocés?
No, no lo conozco. Te lo dije ahora pensando en voz alta, no lo había pensado antes, me surgió. Siempre se da de una manera particular. Cuando surgió lo de Hernán [Bruckner, productor de Cancionero...] fue porque él era amigo de Diego, habían tocado juntos y el tipo tenía una onda impresionante, venía de grabar en Los Angeles con Santaolalla y tenía mucha data. Sabía un montón y nos enseñó muchas cosas, fue genial.
Para el segundo disco no es que buscamos a otro, sino que pensamos que era bueno hacerlo con otra persona que fuera muy diferente. Lo conocí a Goy por medio de una amiga, lo llamé y me dijo que fuera para la casa, me mostró un DVD de Héctor Lavoe y nos quedamos charlando y pegamos onda, se dio.
Y lo mismo con El Chávez, lo conozco desde hace un montón de tiempo, habíamos tocado con Nuca varias veces y teníamos buena onda. Y el verano pasado -no éste, el otro- me lo encontré en la playa cuando recién nos habíamos quedado sin bajista y sin baterista. En la playa, un fin de semana, totalmente de casualidad, son esos encuentros que decís “por algo es”. Y bueno, al toque hablamos y le dije de hacer el disco, creo que las cosas se dan así. Es difícil de calificar, más cuando realmente el camino lo estás haciendo al andar, sin una compañía atrás a la que le decís “fijate cuánto sale tal”. Es más encontrarse y decir “mirá, estamos haciendo un disco”, un poco eso. Que sea natural.



(Bajate Afuera de Sanca desde su sitio oficial).

lunes, 27 de septiembre de 2010

Todo es rosa acá

No tengo mucho que decir, digamos. Nada más que me hechiza esta chica de acá arriba: cómo canta, lo natural que es para ser superficial (?)... y lo buena que está, por supuesto y para qué negarlo (si es imposible no destacarlo, está a la vista). Escuchen su MTV Unplugged -ni me gasto en subirlo, es más fácil encontrar discos de Perry que de Beatles- y después me dicen si caen rendidos o no ante sus encantos. Sí, sí, todo es rosa, pero esta vez no empalaga sino que derrite. Encima me acabo de enterar que comenzó su carrera como niña cantora religiosa. Mejor paro acá.

Otro día les cuento de algún disco de alguna banda rara de alguna de esas que se supone que algunos debemos hablar. Kisses (?).

viernes, 10 de septiembre de 2010

DOS CANCIONES: para empezar, ellos cuatro

Nueva sección si es que existe alguna sección en este no-espacio. Vendría a ser así el juego: dos canciones de un mismo intérprete -comentadas por mí, claro-, elegidas por poseer algún elemento mágico en su melodía, letra, orquestación o lo que sea. Es decir: nada nuevo bajo el sol.

Para hacerla más larga: me resulta interesante entrar al mundo de un músico por una o dos piezas. Si lo pensamos, siempre es así. Escuchás por primera vez una canción que se te hace atractiva, por potente, por sutil, por original, por clásica… lo que sea, pero por algo que te mueve; preguntás quién es, o el tipo de la radio te lo dice. Y así llegás, por ejemplo, a los Beatles. Dos canciones son suficientes para intentar explicar o comprender -sin resultados, muy claros, por supuesto - a un artista, su entorno, su época, su búsqueda y su manera de crear.
En esta sección, las Dos Canciones podrán tener relación o no; estar en el mismo álbum o ser de épocas completamente distintas. Ya irán viendo. Era inevitable comenzar con The Beatles, y aclaro algo: no sé si son mis dos canciones favoritas de los de Liverpool. Sí son dos canciones que por algún motivo deseé comentar. Punto, vamos al grano.


Canción uno: I’ll be back
Autores: John Lennon / Paul McCartney
Álbum: A hard day’s night (1964)

Para comenzar, una perla oculta de la Beatlemania. Este tema aparece al final de A hard day’s night -de hecho, es el último track del disco- como si nada, después de una You can’t do that que palidece y queda casi ridícula a su lado. Un la mayor y arpegiado da paso, a los cinco segundos, a esas eternas voces tan increíblemente armónicas. Es notorio que tanta simpleza nos siga moviendo así, casi cincuenta años después, pero son y serán voces que nacieron para sonar juntas. Y sé que no estoy diciendo nada nuevo pero sé a la vez que tengo que repetirlo porque me sigue maravillando. Sepan disculpar si les pudre.
Cuando empiezan a cantar, aquél la mayor del inicio se vuelve menor, es decir, cambia el mood del tema: quien sepa un poco nomás de música, sabe que lo “mayor” da alegre y lo “menor”, triste. Primer detalle, primer punto para los Beatles, que parecen decirnos: te hice un disco arriba… y te lo cago al final.
La letra -sí, algo tonta- habla de un tipo al que le rompen el corazón pero siempre retorna a las redes de su dama. Esta vez, el tipo -don John- amenaza con no volver. Quizá las líricas, como les dicen los yanquis, sean lo menos importante de la canción… quizá no, claramente lo son. Me retracto.
Lo notorio de I’ll be back está en las voces y en su estructura: los muchachos no necesitaron de un estribillo, ya que la estrofa es lo suficientemente buena y desoladora como para requerir un complemento. Si bien tiene parte A y B, al menos yo no considero que cuando cantan “I love you so…” -escúchenla- el tema esté pasando a un estribillo hecho y derecho. No es el caso de canción triste con estribillo apesadumbrado y épico. Lo que sí tiene I'll be back es un puente, una variación o como le quieran decir, que le queda muy bien aunque casi pase desapercibida.
Para colmo: en el tema tampoco hay solo alguno, los instrumentos van derecho viejo siguiendo la melodía -apenas si hay algunos arreglos de guitarra “criolla”-, la vuelta de acordes de los versos es brevísima... y cuando te querés dar cuenta, el fade-out se está llevando a los Beatles de tus parlantes.
Es así: la magia de estos cuatro a veces era fugaz como I’ll be back... qué suerte que ahora le puse repeat al equipo para escribir esto. Les juro que se disfruta una y otra vez y para siempre.


Canción dos: Good night
Autores: John Lennon / Paul McCartney
Álbum: The Beatles (1968)

Otra canción de cierre, lo hice sin darme cuenta. En este caso, la canción de cuna más genial que hay en el mundo, al menos del pop / rock (junto con Sunday morning de VU). No me vengan con Babies go Beatles, a los pibes hay que ponerles de una a los originales.
La primera particularidad de Buenas noches: el único beatle que participa del tema es... ¡Ringo! No sé en cuántas canciones del catálogo del grupo sucede que uno hable por todos (en Yesterday seguro, debe haber alguna más por ahí) pero encuentro aquí un detalle divertido, si pensamos que durante las sesiones de grabación del Blanco, Ringo abandonó la banda por un tiempo, podrido de que no lo valorasen. Nunca lo sabremos pero, además de la batería adornada por un ramo de flores a su retorno, puede que Good night haya sido la otra manera de decirle al Simpson olvidado, “ahí tenés, cerrás el disco vos, no rompas más las pelotas”.
El gran Starkey se encarga de ponerle la voz a una melodía simplísima, en la que es su mejor interpretación vocal: el tono en el que canta, la onda de la melodía y los “mmm” de la variación, todo, suena impecable con la orquesta que lo adorna de fondo -esas joyitas que les conseguía George Martin cuando a ellos se les cantaba, como veinticinco músicos de sesión. El clima generado transmite un sosiego total, después del disco-volcán que pasó (el tema anterior es la controversial Revolution 9 y además en el volumen 2 están, por citar algunos títulos, Savoy truffle, Helter skelter y Birthday). Entonces, el juego de opuestos otra vez funciona, y Ringo sale ganador absoluto.
Eso sí, el tema, sabemos, no lo compuso Starr: John Lennon lo concibió para su hijo Julian cuando el pibe tenía cinco tiernos añitos. Y sí, esta gente es todoterreno.