miércoles, 16 de noviembre de 2011

Charlas con músicos: Manza Esaín (Valle de Muñecas), pt. 3

Hemos llegado al final de la charla con Manza Esaín, voz cantante y guitarrista de Valle de Muñecas. En esta tercera parte, Mariano nos cuenta los pormenores del retorno del trío Flopa-Manza-Minimal, nos cuenta qué opina sobre su propia música -y devenimos en las posibilidades de difusión de un grupo under-; recuerda shows en el interior, planea giras y cierra con el mejor bonus track que hemos hecho hasta ahora: es tan melómano que, a la hora de elegir cinco discos que salvaría de un incendio, ¡no puede elegir y se desespera! Y por si fuera poco, como segundo bonus, le recordamos una frase propia para que se explaye en una explicación de su vida que nos encantó y quisimos poner como cierre.

FLOPA-MANZA-MINIMAL: AYER, HOY Y MAÑANA

Contame un poco cómo surgió volver con Flopa-Manza-Minimal el año pasado y por qué no estás ahora en el proyecto de los chicos.
Cuando el trío se separó en el 2004 estuvimos un poco distanciados. En algún momento las cosas se empezaron a recomponer, recuperamos la relación que teníamos antes y nos empezamos a ver de nuevo seguido y a compartir un montón de cosas. Sabíamos que era inevitable volver a tocar juntos y que en algún momento iba a pasar, hacía tiempo que estábamos compartiendo cosas y algún momento íbamos a coincidir.
Todos sabemos que Ariel es una persona híper prolífica, está todo el tiempo produciendo cosas y sacando discos: de él, de otro, grabando en el estudio, sacando un disco en vivo o compartido con otra persona. Y en cambio yo en particular necesito que el trío caiga en un hueco de las otras cosas que estoy haciendo. El año pasado fue Ariel el que lo propuso y justo fue un momento en el que me dieron ganas de tocar, entonces fuimos para adelante, pero el trío es un grupo que no tiene una continuidad. Depende de que los tres estemos con pilas para hacerlo y cuando sale está buenísimo, porque la gracia de ese grupo y la gracia que tuvo el disco fue que ninguno de los tres esperábamos nada.


Todo fue espontáneo.
Muy espontáneo, ésa fue la gracia. Fue un momento que coincidió de los tres, súper especial: se acababa de terminar Menos que Cero, yo estaba pensando en empezar Valle de Muñecas; Flopa no había grabado un disco con nadie; Ariel estaba a medio camino de la separación de los Cadillacs... fue un momento muy particular de los tres. Y me parece que eso surge de nuevo cuando surge, no hay que forzarlo y tenemos que estar los tres de acuerdo. Y cuando no estamos de acuerdo, Ariel y Flopa hacen shows ellos solos, o Flopa en este nuevo disco de Valle escribe conmigo las letras de dos canciones (Gotas en la frente y Cuentos para no dormir jamás), o sube a cantar con Pez... y así.
Hay un montón de cosas que compartimos y en algún momento vamos a volver a hacer shows los tres juntos, y a grabar juntos. Pero no sé cuándo, no lo puedo saber.

Cuando tenga que ser.
Cuando tenga que ser, sí. Somos grandes y cada uno hace lo que tiene ganas, si ellos tienen ganas de grabar un disco juntos ahora lo harán: yo en este momento estoy completamente absorbido por este disco y me parece que tiene que ser así, de hecho hace tanto que no saco un disco con la banda que me parece que se merece esa dedicación absoluta mía. Pasa por ahí.

Además, La autopista... iba a salir hace como un año.
Sí, pero hubo muchas cosas en el medio. Tampoco somos un grupo del cual todos vivamos y entonces hay que hacerlo rápido porque la compañía lo pide y sino “no hay difusión y no hay plata”. En realidad, lo que queríamos era que quede el mejor disco posible y es un disco del cual estoy orgullosísimo, me parece que es uno de los mejores discos que hice y eso es así -en parte- debido al tiempo que le dedicamos. Quizá fue un exceso... pero bueno, fue el tiempo que le pudimos dedicar y listo.


SU MÚSICA, LAS COMPAÑÍAS, LAS MOVIDAS INDEPENDIENTES

Lo que dijiste de la compañía me hizo recordar algo que pienso cada vez que escucho algunas canciones de ustedes que son potenciales hits: si sonaran en la radio pegarían. ¿Nunca vino nadie a ofrecerles algo?
Nosotros también lo pensamos, montones de veces, pero la verdad es que nunca vino nadie a decirnos nada. Con Menos que Cero hubo un aproximamiento pero se diluyó, nunca llegó a ser algo tan fuerte.

Estaba seguro de que me ibas a decir que sí. ¿Para los festivales tampoco les llegó nada?
No, tampoco. Hay gente que va a golpear la puerta y dice “necesito tocar acá”, yo la verdad que nunca fui. Después de un montón de años de carrera hay situaciones que son medio denigrantes y prefiero evitarlas, como ir a la oficina de un tipo que se dedica a armar grillas de shows y tener que explicarle a esa persona quién soy yo y qué hice antes de este disco. Me deprime. Me deprimiría porque sería como rebajarme porque si te dedicás a eso, tendrías que saber quién soy yo. Y bueno, no te pienso explicar, listo. No es una cuestión de dinero. Realmente me gustaría que la música que hacemos la escuche la mayor cantidad de gente posible, no tengo ningún problema con que un tema sea cortina de un programa, ponele.

No sos de los que se autoboicotean.
Al menos no conscientemente (risas). Hay gente que en su momento dijo que yo me boicoteaba porque separé Menos que Cero, o porque cambiaba mucho de formación. Por ser sincero con un montón de cosas, por ejemplo: no me gusta tocar con alguien con quien no me llevo bien. Hay un montón de grupos que siguen tocando y vos decís “pero si estos tipos se llevan como el orto, ¡¿cómo hacen para seguir tocando juntos?!”. O bandas que realmente laburan y viven de lo que tocan y es un trabajo para ellos, la amistad ya la perdieron hace años y permanecen juntos porque están alimentando a sus familias y a un montón de gente que labura con ellos.
Tampoco puedo opinar con certeza de eso porque nunca estuve en la situación de que dependa mucha gente de lo que yo toco. Quizá si estás en una situación así, decís “la verdad que no puedo dejar de hacerlo”. Pero en la situación en la que estoy, quiero tocar con los que me gusta tocar y eso es lo que disfruto de la banda en este momento.

¿Tendrían que darse muchas cosas para que, llegada una oferta, la acepten?
No sé... la verdad que no sé qué es lo que ofrecen las compañías ahora, habría que ver. Para mí es una música que tendría que escucharla un montón de gente. También es una cagada que no haya algo alternativo grande dando vueltas, que no haya un circuito de medios -de radios y revistas- realmente alternativo. O no sé, que no haya radios en las universidades que pasen una música distinta.

En La Plata quizá se dé un poco.
Sí, La Plata es una ciudad en la que se dan cosas, comparativamente con Buenos Aires, ¡porque en Buenos Aires en ese sentido no pasa nada! Pasan las cosas pero tampoco es que hay una cantidad de público espeluznante para eso. Sigue siendo algo reducido.


DE GIRA

¿Tienen planeada alguna gira de presentación del disco?
Tenemos planeado -aunque no esté todo arreglado- ir bastante al interior. Después de la presentación con Norma en Niceto -el pasado jueves 10 de noviembre- la idea es hacer una presentación importante, solos, en marzo o por ahí: hacer una Trastienda o un Niceto. Y hacerlo coincidir en el tiempo con algunas presentaciones por el interior: Córdoba, Rosario, Mendoza, lugares donde hay un montón de gente que le gusta la banda y cada vez que vamos está buenísimo.

La pasan bien cuando van.
Sí, excelente. La gente de cada lugar tiene distintas maneras de acercarse a la música y a uno, y es enriquecedor. En Córdoba el público es muchísimo más efusivo de lo que es en Buenos Aires... También lo que pasa acá es que al público uno ya lo vio un montón de veces, ya lo conoce, y vas a una ciudad en la que el otro no te conoce y hay un poco más de euforia. La gente está menos pendiente de si la están mirando o no, acá todo el mundo está preocupado por la imagen que da, y en otros lugares no les importa tanto eso.
Tengo en la memoria los shows que hicimos este año en Córdoba que fueron así, muy efusivos, hubo un feedback con la gente muy copado. Uno la pasa bien, la situación de viajar a tocar a otro lado... Son experiencias colectivas de la banda, pertenecen a la historia colectiva de Valle de Muñecas porque ya no somos pibes de 20 años, ya no salgo con los chicos del grupo jueves, viernes y sábado. Cada uno tiene su familia, su pareja o lo que sea y la situación de gira te hace convivir con el otro. Y eso me encanta.

¿Tratan de hacerlo lo más que pueden?
Sí, es bastante difícil porque la verdad que con los pasajes cuesta, son distancias muy largas y los transportes son carísimos.


BONUS TRACK: CANCIONES Y DISCOS

¿Qué canción de Valle de Muñecas le mostrarías a alguien que no conoce al grupo?
En este momento mostraría La soledad no es una herida, me parece que es la canción que define el estilo actual de la banda, es una conjunción de un montón de cosas que me gustan: la letra me gusta mucho, la base me parece contundente -tiene una línea de bajo que como hablábamos antes, es bien post-punk y me agrada- y hay un trabajo de guitarras con varios sonidos que se superponen por momentos. Me parece interesante cómo la terminamos produciendo y me parece linda la composición.

Representa el hoy.
Sí. Y después, si tuviera que elegir otra canción que disfruto mucho de tocar en vivo, Tormentas sería la elegida, por lo que siento en el momento de tocarla: es linda de tocar.

¿Y qué canción te gustaría haber compuesto?
Qué sé yo, es muy difícil...

Te doy un par...
¡¿Un par?! ¿Canciones de todo el mundo, de cualquiera? Vamos a hacer más fácil (se para y empieza a mirar discos). A ver... There is a light that never goes out de los Smiths. Esa ni la tuve que pensar (risas). Ever fallen in love de los Buzzcocks; Try a little tenderness de Otis Redding; No expectations de los Rolling Stones... y Common people de Pulp. Listo (risas).

A vos te di cinco, no te podés quejar. Mañana se te van a ocurrir otras cinco (risas).
¡Ya tengo un montón! ¡No distance left to run de Blur! (Más risas).

¿Y cinco discos?
Cinco discos... No sé, hay que pensar mucho... (Carcajadas).

Es más fácil discos que canciones, ¿o no?
Pero dejaría muchísimos afuera, ¡dejaría tantos afuera! (Mira de vuelta los discos, se ríe, suspira).

No mires, cerrá los ojos y elegí. ¿No te sale ni uno?
¡Me salen un montón pero no sé si están entre los cinco! (risas). El primero de Violent Femmes, que se llama Violent Femmes. El primero de Flying Burrito Brothers. El primero de Jarvis Cocker.

Te gustan los primeros discos veo.
Beggars banquet de los Rolling Stones, Please please me de los Beatles...

Ya llegaste a cinco...
Bueno, yo te digo varios y vos después hacé la selección. Surfer rosa de los Pixies; Psychocandy de Jesus & Mary Chain; el de Neil Young que tiene Heart of gold, creo que es Harvest; Marquee moon de Television; Blank generation de Richard Hell; In the city de The Jam; y Nevermind the bollocks de los Pistols...

¡Listo, ya está! (Risas).
¡Esos van todos juntos! (Risas). Te podría decir un compilado de Motown de los años ’64 al ’67, no puedo elegir un disco de las Supremes. Elegí lo que quieras...

Los voy a poner todos, rompiste el cuestionario pero bueno, ya está (carcajadas finales).

BONUS TRACK II: LA MEDIOCRIDAD Y LA SALVACIÓN

Te voy a citar una frase que dijiste hace unos años: “tocar y hacer música me salva de la mediocridad”.
(Se ríe fuerte).

¿Lo seguís pensando?
Yo creo que dedicar la vida a algo que tenga que ver con cualquier rama del arte en general, es algo que eleva la condición de ser humano de alguna manera. Uno hace las cosas de todos los días, no es que me levanto y no tengo necesidades básicas, pero me parece que es una conexión... Yo soy completamente ateo y no creo en el concepto cristiano de "alma", pero creo que hay algo que es el espíritu, que no sé lo que es pero para mí es físico. Y hay una conexión con eso cuando uno está creando algo que no existía... Cuando uno hace una canción o toca está haciendo algo que hasta unos minutos antes no existía, entonces está conectado con sus sensaciones o sus emociones de una manera... ¡Claramente, no sé cómo explicarlo! Pero me parece que la mediocridad es lo contrario a eso, la mediocridad es tener una vida completamente terrenal, donde no hay sorpresa en lo que vas a hacer y tenés que hacer cosas que otro te manda. A eso me refiero con la mediocridad. A mí la música me permitió conocer un montón de cosas. Un montón de músicas que me llevaron a vivir emociones que no las hubiera vivido de otra manera, o me llevaron a conocer libros, películas o gente a la que no hubiera llegado.


* Este jueves 17 de noviembre es la tercera edición de La Noche de las Disquerías. Muchas estarán abiertas hasta tarde, tendrán ofertas y descuentos, e incluso algunas tendrán música en vivo. Valle de Muñecas se vuelve itinerante por esa noche y va a tocar en formato acústico en un par de ellas. Aquí la data completa:

18.00 hs.: Oid Mortales Discos (Av. Corrientes 1145, local 17)
19.30 hs.: Anthology Discos (Av.Santa Fe 1670 local s7 - Galeria Bond Street, subsuelo)
21.00 hs.: Compakta (Pje. El Lazo 3156 local 7 - J. Salguero y Cabello)

(Las fotos de esta tercera parte vienen repartidas: las dos que son en color las saqué yo; la de Flopa y Manza es de Martín Santoro; la de Fernando Blanco en el aire es de Javier López Uriburu y las dos de la banda en acción son de Anita Filipponi, alias Planeta del Cangrejo. ¡Gracias a ellos por el aporte!).

lunes, 14 de noviembre de 2011

Tirate un paso


No soy muy fan de poner videos de youtube en el blog, pero la ocasión así lo amerita.
Si tienen aguante para ver transcurrir la danza de García-Aznar hasta que llega a los 3:20, descubrirán que, entre muchas varias tantas cosas de las que Charly se dijo inventor en los últimos 20 años, está el famoso paso que se tiran los populares Wachiturros.

El video me lo pasó Pablo Libre, agradézcanle a él tanta belleza.



lunes, 7 de noviembre de 2011

Charlas con músicos: Manza Esaín (Valle de Muñecas), pt. 2

Segunda parte de la charla con Mariano Manza Esaín. En esta ocasión repasamos sus días como estudiante y su relación con el rock argentino, retomamos algunos detalles y anécdotas acerca de sus labores como productor y asistente en discos ajenos, y derivamos en una discusión sobre el virtuosismo y a quiénes considera Esaín verdaderos virtuosos.
Tan disfrutable como la primera parte. (Si te la perdiste, podés leerla acá).

MANZA ESTUDIANTE

¿Estudiaste música en algún lado?
Sí, en algún momento estudié. Hice un año en conservatorio, un par de años en la carrera de música de la Universidad Católica, que era el único lugar donde había una carrera universitaria de música. Pero en realidad yo tenía ganas de hacer musicología y siempre me pasaban cosas como que se suspendía porque era el único inscripto. Nunca me interesó estudiar una carrera de un solo instrumento, eso de perfeccionarse mucho en guitarra o piano. Yo quería estudiar orquestación o composición y después me agarró lo de musicología.

Querías tener nociones más generales.
Sí, claro. Y qué sé yo, todo eso es algo que aportó a mi formación. No sé si fue determinante pero me hizo una persona más rica de alguna manera.

¿Podrías improvisarte un jazz, por ejemplo?
No, ni loco (risas). Me encanta el jazz, tiene muchos lenguajes y por ahí el lenguaje de New Orleans, ese costado más primitivo, tiene más que ver con el blues y ahí es un terreno en el que yo me podría mover de manera más simple. Después, del bebop para adelante ni compito (risas).

¡Del cincuenta y pico para acá ya aparecen muchos monstruos!
Ahí ya se necesita más. Igual, uno se perfecciona en lo que más le interesa, no quiere decir que uno no escuche otras cosas. Pero cuando estudiaba, por ahí me pasaba que íbamos con mis compañeros a una disquería y ellos iban a ver las bateas de música clásica y contemporánea, y salían con discos de Debussy o Schoenberg... y yo salía con un disco de los Clash o de los Pistols. Y pensaba “acá hay algo que no funciona, esta gente va a ser mejor que yo para esto”.
Y claramente lo mío es esto que hago y ésta música, lo que me apasiona y me interesa. Lo otro me abría la cabeza a un montón de cosas, me copaba ir a los conciertos de música de cámara, de orquesta, fui a ver música electroacústica. Es parte de la información musical que tengo y no necesariamente se tiene que notar en cada canción que hago. Todo lo que uno escuchó o consumió está ahí metido, yo no voy a estar explicándole a todo el mundo “esto viene de acá”: el que lo ve, lo ve. Las cosas tampoco son tan obvias, no están mostradas con luces de neón.


ROCK NACIONAL

¿Qué fue lo primero que escuchaste, que recuerdes?
¡¿En la vida?! (Risas). Supongo que la banda donde estaba mi viejo...

¿Tu viejo tenía una banda?
Mi viejo toca en una banda de jazz.

¡Mirá vos, no sabía que tenías viejo jazzero!
Sí, es jazzero y sigue tocando todavía. Y bueno, después lo que escuché fue rock, cuando me independicé y empecé a escuchar una música que no era la que escuchaban mis viejos: Queen, o alguna cosa así. Beatles, Abba... y después, cuando descubrí al punk rock y a los Rolling Stones como que hubo un cambio.

Me cuesta encontrarte influencias argentinas. Quizá por lógica supongo que Spinetta te debe gustar, al menos Pescado Rabioso, Invisible o Almendra. Pero no te imagino escuchando a Charly, por ejemplo.
En algún momento de mi adolescencia lo escuché, pero no es una música que me llegue. Reconozco que es un músico con talento, tiene un montón de cosas que lo atestiguan y ojalá yo tuviese la discografía que el tipo tiene pero, la verdad, no es una música que me llegue particularmente. Te diría que no me llega casi ninguno de los grandes ídolos de acá. De Spinetta me gusta muchísimo Almendra y Pescado Rabioso, un poco menos Invisible y a medida que van pasando los años cada vez menos. No me emocionan sus discos más nuevos, aunque también reconozca su talento, como el de Charly García.
Me gusta muchísimo el primer disco de Manal, me parece que ahí están mis letras preferidas del rock argentino y después salto casi hasta los ’80 para encontrar cosas que me gusten. Ojo, escuché mucho y hay cosas que me gustan ahí, pero no hay nada que me vuelva loco.

Que te gusten de verdad hay pocos grupos.
De los ’80 hay cosas que me gustan: obviamente Sumo, Don Cornelio y la Zona, algunas cosas de los Redondos y los Ratones, lo primero de Los Violadores. Y después ya vienen bandas que son más contemporáneas mías, la movida de Invasión ’88 la viví por cuestiones de edad, Mal Momento y ese tipo de cosas; y otras como Peligrosos Gorriones y los Suárez, que ahí ya somos más colegas, hicimos cosas, fechas juntos...

¿Babasónicos?
Son muy buenos. No es que me emocionen particularmente, pero me parece que son muy talentosos. De la camada de principios de los ’90 son claramente superiores a todo el resto de las bandas.

¿Y del otro lado, digamos? La Renga, Los Piojos...
No me gustan mucho. Me gustan algunas cosas de Los Piojos… bah, no sé si de Los Piojos, de él.

De Ciro, decís.
Sí, de Ciro como intérprete, cuando canta canciones, me gusta cómo frasea y eso. No me gusta para nada cuando se pone murguero. Igual no hay muchas bandas de ese palo que me gusten mucho. Cuando se acerca a los Rolling Stones me atrae más: los Ratones, Blues Motel me gustan.
No tengo prejuicios, estoy dispuesto a que venga una banda que por ahí no me gusta tanto y escuchar una canción y decir “guau, este tema está buenísimo”. Encuentro todo el tiempo cosas de afuera que me encantan y con las bandas de acá viejas no me pasa, pero también es cierto que hay un montón de grupos que veo ahora que me gustan, que hacen cosas que tienen que ver con músicas que me gustan: La Perla Irregular es una de las que más me gusta, Cosmo, Excursiones Polares, hay unas cuantas bandas.
Reconozco que es una cuestión personal; y supongo también que hay alguna de las bandas que quizá fue mínimamente influenciada por cosas que yo hice, claro que no voy a ser tan soberbio de pensar que es todo así.


EL ARTE DE PRODUCIR (II)

Bueno, por eso también muchos grupos te llaman para que los produzcas. ¿Hay algún grupo en particular al que te gustaría producir?
Hay un montón de grupos que me gustaría producir, algunos porque me gustan... y otros porque no (risas).

¡Para cambiarles todo lo que hacen!
Sí, creo que podría hacer algo que me gustase, les podría sacar un jugo distinto al que le sacan los productores con los que trabajan normalmente.

¿Te animás a nombrar alguna banda? Al menos de las que te gusten.
Sí, no sé... (Duda de contestar).

¿No querés que quede como que te estás candidateando?
Claro, eso me parece medio raro... No sé, te puedo decir que me gustaría producir a El Mató, o algún disco de Bochatón, que son gente con la que nunca trabajé pero son más cercanos. Ya bandas más grandes prefiero no nombrar.

¿De la producción qué es lo que mejor? Vos cumplís funciones dobles porque sos técnico también.
Sí, en realidad yo lo veo a todo como una sola cosa, lo vivo de esa manera. Incluso lo veo de la misma manera que tocar... cuando empiezo a producir una banda y voy a un ensayo hago lo mismo que en el ensayo de mi banda: digo qué es lo que me parece que se podría mejorar y aparte pienso en la parte técnica, cómo llevar a cabo algo en el estudio. Pero no trabajo muy distinto, no lo pienso diferente.
Igual, con cada banda la situación es diferente porque lo que uno hace como productor tiene que ver con el espacio que cada grupo te da. Algunos están más seguros de lo que están haciendo, pero hay grupos que necesitan que los incentives o los aconsejes; con unos te dedicás (casi) a hacer sólo la parte técnica y con otros tenés que trabajar desde los ensayos, con las estructuras de los temas o los sonidos de los instrumentos.

Con el segundo disco de Coiffeur (No es) pasó un poco eso, ¿no?
Yo tuve ideas para agregar algunas cosas, pero también fueron de él. Partimos de la base, que era la voz y la guitarra, pero desde un principio los dos sabíamos que no queríamos que el disco fuese chato; que cada tema tuviera alguna cosita extra que le diese una personalidad más allá de la composición. A mí se me ocurrieron algunas baterías y contrabajos, después hay otras cosas hechas con teclados o con efectos de guitarra, delays... Igual, en ese sentido, sigue siendo un disco bastante sutil, mantiene eso de la guitarra y la voz. Es uno de los discos que hice que más me gusta.

¿De qué discos que hiciste pensás ‘qué suerte que estuve acá’? ¿Ése es uno?
Sí, sin dudas. Y Hickie de Mataplantas es un disco del cual estoy muy orgulloso, fue hecho en un gran momento de la banda... (Piensa) En realidad no sé, tengo un montón. Es difícil, hice como setenta y pico...

Entre ellos estuviste en uno de Pappo, ¿cierto? ¿Fue Blues local?
(Se ríe). Sí, pero eso fue como asistente. En el que vino después de Blues local, creo que es Caso cerrado. En realidad en ese momento eran sesiones varias y alguno de esos temas apareció en Caso cerrado y otros en otros discos. El chabón venía y grababa siempre con músicos distintos.

¿Y es cierta la anécdota de Bordón?
Sí, cierta (Risas). Fue en el primer estudio en el que trabajé, el estudio Del Abasto. Ahí fui asistente de un montón de gente: de Pappo, de Almafuerte...

Te tocó arrancar con gente especial...
Sí, en realidad eso fue al par de meses de haber empezado. Un disco en el que me acuerdo mucho que estuve porque me gustaba es Galería desesperanza, de Massacre. Después estuve en el último de Hermética, el disco en vivo... medio que se separaron durante la mezcla. Y al tiempo vinieron Almafuerte y Malón, estuve en los dos primeros discos.
El primer disco en el que hice de todo en el estudio fue el primero de Blues Motel y con ellos seguí trabajando, hice como 7 u 8 discos. Con Mal Momento hice dos...

Bueno, con Pez...
Cabeza fue el primer disco que grabé.

Y siguen estando en contacto, sucede así con muchos colegas.
La gente tiene la idea de que hay muchos celos y mucha mierda, pero yo la verdad que conozco (y me llevo bien con) mucha gente. Y con la gente que no me cae bien o me parecen malas personas, directamente dejo de tratar. Creo que tuve suerte, tengo muchos amigos músicos.


MUSICOS, COMPOSITORES Y PRODUCTORES: VIRTUOSOS

¿Es cierto que detestás a los virtuosos?
No sé si los detesto, la realidad es que no me emocionan, no me generan nada. Que un tipo haga un gran solo de guitarra... digo: hay grandes solos de guitarra. Me refiero a tipos que no puedo escuchar, como Yngwie Malmsteen o Joe Satriani. Con toda esa gente no me pasa nada cuando los escucho. Ni siquiera sé si es pirotecnia, no podría decir qué es.
Por supuesto, escucho música de gente que es virtuosa con su instrumento pero no de esa manera. Como te decía antes, Charlie Parker, o Hendrix en la guitarra. Y escucho a los Who y Keith Moon era un virtuoso de la batería. Está bien, era un salvaje: pero nadie puede negar que era un superdotado. Supongo que me interesan muchísimo más los compositores virtuosos (risas).

¿Y quiénes serían esos compositores virtuosos?
Lennon y McCartney a la hora de hacer melodías y armonías. Morrissey, Jarvis Cocker, Michael Stipe de R.E.M. Y después hay muchos cantantes que me parecen súper importantes, ponele, Otis Redding me parece un gran cantante.
Después Lennon, que como cantante hoy quizá lo prefiero en sus primeros años: el Lennon anterior a 1965 me parece increíble.

La Beatlemanía, digamos.
Claro, el Lennon cantante de rock and roll me parece soberbio. Y después hay muchos cantantes de la época del punk: Richard Hell, Howard Devoto, Ian Curtis; y la camada de gente más emotiva que ya te nombré: Morrissey, Cocker, Richard Hawley. O Ian McCulloch, que es uno de mis cantantes preferidos.

¿Y como productor? Ya que me dijiste cantantes y compositores, vamos con todas tus actividades.
Siempre me olvido de alguno. Por nombrar de ahora... Nigel Godrich, Dave Fridmann, Danger Mouse, que está haciendo cosas increíbles. Creo que es el último gran productor de esta época: el disco que hizo con Black Keys, el de Sparklehorse, las cosas que hizo en su momento con Gorillaz... Hay un montón en realidad.

De acá es más difícil encontrar.
Es que acá al principio era un trámite. No es que vos decías “quiero grabar con este técnico”: la compañía te ponía el estudio y ya venía con los técnicos. Uno que trabajaba de diez a doce, el otro de tres a ocho... Era como un operario y listo, se suponía que no importaba quién grababa. Eso cambió muchísimo.
Acá no hay una tradición de productores, aparecen en los ’80 y son músicos. Me refiero a que son músicos que quizá no manejan la parte técnica. Cuando uno veía en los ’80 que Charly o Calamaro producían un disco, no se ocupaban de la parte técnica en absoluto. Y creo que casi todos los productores que me gustan tienen esa dualidad de ocuparse de las dos cosas.
A mí me cuesta mucho imaginarme produciendo a alguien y que las perillas las esté tocando otro, me volvería loco.

Se te iría la mano para las perillas...
¡Claro! Lo hice un par de veces lo de trabajar de a dos y no me peleé ni nada, pero uno tiene que ceder en algunas cosas que decís “está bien, pero yo lo hubiera hecho de otra manera”. Sí disfruté hacer El Tonel de las Danaides (de Coiffeur) con Juan Stewart, por ejemplo.
Hacer algo con otro ahora... ¡Me molestaría demasiado! (risas). Alguna vez pensé en hacerlo y por ahí estaría más tranquilo... pero creo que me odiaría (más risas).


* Valle de Muñecas se estará presentando junto a Norma este jueves 10 de noviembre en Niceto.
Anticipadas $30, por Ticketek o en Niceto Vega 5510.


(Las fotos que ilustran esta segunda parte son todas de Martín Santoro, a excepción de la primera imagen, capturada en el hogar de Esaín por mí).

viernes, 28 de octubre de 2011

Charlas con músicos: hoy, Manza Esaín (Valle de Muñecas)

Otro enorme gusto de esos que nos damos cuando podemos en La música es del aire.
Esta juntada con Mariano Manza Esaín merece un breve prólogo porque comenzó a gestarse hace casi dos años: para fines de 2009 tuve la idea de juntarme con los tres componentes de Flopa Manza Minimal –cuando todavía no se habían reunido para hacer algunos shows, lo que sucedió en 2010- con el fin de armar algo en este espacio. Y aunque aquella reunión no prosperó, el contacto con el cantante de Valle de Muñecas se sostuvo en el tiempo. Siempre por la lejanía del mail.
La mencionada reunión del trío el año pasado, demoró la salida del disco que iba a ser la (nueva) excusa del encuentro de LMEDA con Manza: el reciente y reluciente La autopista corre del océano hasta el amanecer (además de un gran disco, que pueden escuchar aquí, es el mejor título de algo que recuerde en años). Pero el hombre siempre contestó a mis exigencias y después de más o menos cien correos electrónicos (exageremos un poco), pudimos juntarnos a charlar.
Mariano me recibió en su casa y estuvimos dos horas hablando de su música y de la de otros, del oficio de productor, de la mediocridad de lo cotidiano y las maneras de evitarlo... También hablamos de libros y de fútbol (compartimos el mismo sufrimiento), pero eso no sale aquí porque no se grabó. Sin más, los dejo con la primera de las tres partes en que decidí separar lo acontecido en esta charla divertidísima, gracias al buen humor de Esaín y su predisposición para contar con lujo de detalles todo lo consultado (por todo eso le estoy muy agradecido). Que lo disfruten.

LA AUTOPISTA CORRE DEL OCÉANO HASTA EL AMANECER: SONIDO, INFLUENCIAS, LETRAS

Empecemos por el disco. ¿Qué fue lo que demoró la salida? ¿Temas de guita, tus trabajos como productor, la reunión del trío?
No, no hubo temas de guita. Fue un poco de todo: un poco de obsesividad y de estar buscando algo en particular que logramos recién cuando terminamos. Otro poco fue el hecho de haber tenido un cambio de guitarrista en el medio, que fue a mediados de 2008 o por ahí: ya habíamos empezado con la idea del disco pero tuvimos que volver un poco atrás, como para que el sonido de la banda se vuelva a afianzar tocando los temas que veníamos tocando. Y hubo que modificar algunas cosas en la banda para que volviera a cerrar el sonido.
Cuando entra alguien nuevo, quizás el impulso es tocar lo que tocaba el anterior y recién después el nuevo se empieza a soltar y a tocar más lo de él. Y eso le hace un lavado de cara a la banda, por lo menos a una banda como la nuestra, que somos cuatro. Porque si es una banda que son siete, que cambie uno no cambia tanto.
Y después también el hecho de estar trabajando todo el tiempo con otras bandas, al ser yo el que se ocupa de la grabación y la mezcla, nos sacaba bastante tiempo... y los chicos me tenían que esperar.

Quizás, el tipo de música que hacen los llevaba a la necesidad de tocar en vivo para afianzar el sonido de las canciones. ¿Éste disco lo grabaron en vivo, o eso cambió?
Nosotros grabamos todos los discos en vivo y éste fue algo así como una experiencia al revés del camino de siempre: empezamos grabando los temas. Cuando empezamos a grabar, algunas canciones no las habíamos tocado en la sala nunca. Nos juntamos Luciano [Esaín, hermano de Manza, baterista de Valle de Muñecas, Acorazado Potemkin y varios etcéteras] y yo en el estudio, algunos momentos con Mariano; pero básicamente grabamos batería y guitarra: acordábamos las canciones y las grabábamos.
Y bueno, quedaron muchas de esas sesiones y otras cosas hubo que grabarlas de nuevo. Pero como hacíamos un proceso de grabar estas cosas, probar los arreglos en la sala, volver al estudio y cambiar algunos detalles, era todo el tiempo un ida y vuelta entre la sala y el estudio que estaba bueno.
Todo esto fue buscando un resultado diferente. Cuando uno graba en vivo es un poco esclavo de que conoce el sonido de la banda y se queda con eso que suena en la sala de ensayo. Como productor lo veo todo el tiempo en otras bandas, uno llega de afuera, escucha las canciones y piensa “acá esto podría ser así, esto así…”. Y grabando todo el tiempo está pensando en lo que escucha diariamente en la sala... y pensás que la canción es así y tiene que ser así y a veces está buenísimo eso. Pero otras no te deja ver que hay una vuelta de tuerca más para darle y llegar a otro lugar.

Sirvió el proceso entonces.
Sí, porque la idea era escapar de lo que era costumbre en nosotros, por eso buscamos otro método y creo que resultó.

Si bien leí que te gusta el sonido de sala...
Sí, me gustan los discos hechos en vivo, tienen algo, sacan una performance de la banda que es completamente colectiva, ¿no? Los discos que están grabados de otra manera son mucho más racionales y se llega a otro resultado, a veces hay lugares en el medio en los que se logra algo que está buenísimo. Igual me gustan las dos cosas porque en el disco que se graba por capas también hay momentos de experimentación, de probar cosas e ir tanteando que lleva a lugares que uno no había imaginado antes. Son dos mundos distintos y está buena la complementación.

¿Y cómo ves este disco al lado de los anteriores? Lo noto más punk y a la vez más cancionero, redondo, como que hay cierta vuelta a Menos que cero en algún sentido.
(Se ríe muy fuerte).

¡Espero que no lo tomés a mal, es un elogio!
¡No! No me lo tomo mal porque fue algo buscado, no la idea de volver a Menos que cero pero sí compositivamente; el disco se vislumbraba más punk... Cuando empezamos a grabar había diecisiete o dieciocho canciones... ¡y las canciones más punk quedaron afuera del disco, todas! (Risas). Entonces yo suponía que esa era la idea pero quizás se había perdido un poco y que vos vengas y me lo digas me hace pensar que algo quedó, el espíritu que tenía originalmente el disco está ahí. Había algunas cosas que tenían que ver con el punk y el post-punk...

¿Post-punk también?
Yo soy muy fan de esas cosas y creo que una de las cosas donde se refleja en el disco es en ese paso que tienen la batería y el bajo respecto a Días de suerte, que es como una pared gigante de guitarras con la base más atrás. En La autopista..., la base está al frente y creo que tiene que ver con la manera en que toca el bajo Mariano, que viene de ese lado punk y post-punk, ese sonido tank-tank (imita el sonido de un bajo). Creo que logramos llegar a donde nos habíamos planteado en un principio.

Y a la vez hay estribillos súper redondos, creo que Cosas que nunca te digo es el único tema sin estribillo. ¿Eso también fue buscado o salió así?
No sé si fue buscado. No es que uno busca el estribillo, el gancho... pero escucha un montón de música y en cada momento de la vida -o de la carrera, si querés- selecciona, no sé si conscientemente, cuáles son las influencias de todo ese espectro amplio. Yo te puedo decir que soy fanático de Charlie Parker y vos me vas a decir “pero en tu música no escucho Charlie Parker”. Y bueno, está bien. En Días de suerte hay un montón de influencias de una música un poco más densa y más cuelgues de guitarras y cosas así, y en este disco no hay casi nada de eso.

¿Y qué estuviste escuchando durante el armado del disco que quizá pueda haberte influenciado?
Es más inconsciente. Cuando salió Folk todo el mundo decía “Neil Young, Flying Burrito Brothers, Violent Femmes...” y en realidad yo sigo escuchando esas cosas y también cosas que no había dejado de escuchar en ese momento, como Joy Division, Wire o bandas de punk que me encantan. También bandas más actuales, desde Arctic Monkeys a Babyshambles, M. Ward o Wilco... son todas bandas que están.

Casi siempre con guitarras al frente.
Sí, igual puedo escuchar un montón de cosas que no tienen guitarras, o donde las guitarras no son tan importantes. Escucho un montón de música.

Para las letras, ¿te influencian las lecturas? ¿Sos de leer mucho? Por los nombres de tus bandas imagino que sí.
Sí, leo. Tengo épocas en las que leo mucho y otras en las que leo menos. Me gustaría leer bastante más de lo que lo hago pero la música se adueña de mi tiempo.

Muchas de tus letras hacen referencias al costado patético de la noche, la soledad de cuando termina la joda... Esa temática, ¿la usás para retratar las miserias de la vida en general o se da por lo que ves como músico, que quizás podés vivir más de noche?
Es inevitable hablar de lo que uno vive, yo no sé si me lo planteo a propósito, “voy a hacer una canción que hable de esto”. Por ahí a veces tenés una frase o un inicio de letra que va para ese lado.

¿Te das cuenta de lo que te marco?
Sí, sé que hay canciones como Autosuficiente, Fin de fiesta o Sábados que hablan de eso, creo que son las tres más obvias, no me viene a la cabeza otra. Pero sí, sé que tengo temáticas a las que vuelvo.

Son algo así como una marca tuya.
No las inventé yo, ¿no? Pero quizá tengo maneras de abordarlas.

¿Y encontrás otra marca así?
No sé... musicalmente sé que tengo una manera de hacer las melodías, que tampoco creo que la haya inventado yo pero que finalmente termina siendo una mezcla de un montón de cosas que escuché y de bandas que toqué. Y se termina formando una personalidad. No te diría que hice éste tipo de armonía o éste tipo de ritmo, porque musicalmente el rock -si lo analizás desde el punto de vista de la música académica- es extremadamente simple. Y letrísticamente lo mismo: sé que mis letras tienen un sello, no soy tampoco un artista de vanguardia o que esté cambiando radicalmente las cosas, pero tienen una personalidad propia.
Tiene que ver con los músicos y los letristas que a mí me gustan, que también me parece gente que no es extremadamente radical pero sí tiene una personalidad definida y podés reconocerlos ni bien los escuchás. Eso me parece que es importante.


EL ARTE DE PRODUCIR (I)

Tuvieron una época en la que casi no tocaron, le dabas mucho tiempo a la producción...
Nunca llegó a ser tan así, no llegamos a eso...

¿Qué te gusta más, producir o tocar?
Me gustan las dos cosas. Lo que se da con los shows es que cuando no encontrás el lugar en el que te gustaría tocar se produce un desgaste, de saber que no estás tocando en las condiciones ideales. Y uno dice “bueno, listo”. Tratamos de buscar el mejor lugar pero a la vez hacer una cantidad de fechas mínimas, como para no dejar de tocar. En un momento estábamos tocando en algunos lugares que están muy bien para hacer ciertas cosas, pero nosotros sonamos muy fuerte y ya no eran lugares donde la banda luzca en formato eléctrico.
Y quizá hacíamos acústicos... los acústicos están bien pero ya no queremos hacer 50 y 50 del show. En este momento, después de haber sacado un disco así, somos una banda eléctrica que cada tanto se da el gusto de hacer algunos shows acústicos. Seguramente hagamos algún show acústico antes de fin de año: te da la posibilidad de mostrar las canciones de otra manera, es un formato en el que la gente le presta mucho más atención a las letras, a lo que se dice, se lucen otras cosas. Pero no queremos hacer como en la época en que salió Folk, que en un año y medio, casi dos años, hacíamos tantos shows acústicos como eléctricos.

Ahí se daba por lógica, por el sonido de aquél disco. Ahora necesitan otra cosa. Además, deberían adaptar los temas a otro formato...
Ojo, eso en realidad lo hacemos todo el tiempo. Capaz vamos a un programa de radio y tocamos en ese formato, ahora grabamos unos videítos que salieron en Indiefolks y están hechos así, algunos están grabados acá mismo. Se disfruta también.
Así que no es que dejamos de tocar en algún momento, por ahí no queríamos hacer las fechas siempre en los mismos lugares, y le dimos más bola a las fechas en lugares más copados.

Son exigentes en cuanto a los lugares, el sonido...
Mirá, te podría decir que sí pero llega un momento cuando decís “basta, hace tres meses que no tocamos. Vamos acá, listo”. Uno es exigente pero a la vez necesita tocar. No por una cuestión de carrera, de que no da desaparecer por la gente… Por uno mismo. La banda no es distinta en vivo que en la sala de ensayo.

(Las fotos en ByN son de Martín Santoro, al igual que la foto de portada del disco, cuyo arte es de Pablo Font. La foto sepia la saqué yo).

martes, 25 de octubre de 2011

Será por eso Charly


Antes de irme a dormir, escucho justo este tema escrito por Suma Paz e interpretado por Nito Mestre (nunca fui big fan de su voz pero por compañero creo que era el indicado para cantarlo, con una ayuda de Nebbia). Dejo versos sueltos y un feliz cumpleaños bastante tardío.
Que sea con paz y salud, y punto. Lo merece.


Será por eso Charly
que caminas sin pausa
por tantos escenarios
bajo su cruda luz
como un espantapájaros
que la música agita
con los brazos en cruz.

Lejos
nosotros te queremos
y lloramos un poco.

miércoles, 19 de octubre de 2011

LMEDA Records presenta: "Las 70 de Bob"



En su edición argentina del corriente mes, la revista Rolling Stone reproduce -¡obvio!- una nota de su edición yanqui y nos cuenta cual verdad de Perogrullo (?) las mejores 70 canciones de Bob Dylan.
Como siempre, los amigos de RS convocan a un jurado de notables -Jagger, Richards, Bono, Jeff Tweedy, Sheryl Crow y algunos otros- para que nos digan la absoluta e infalible verdad: qué canciones de Dylan tenemos que escuchar sí o sí, cuáles son las que valen oro para el cancionero popular mundial (?), dónde está el germen de su genialidad poética y su desprolijidad musical. Aunque ese jurado luego pueda cometer variadas atrocidades, como dejar fuera de la inmaculada lista canciones infaltables (I want you, The man in me, Most of the time o She belongs to me) o no incluir ningún track de discos fundamentales en sus últimos veintipico de años de carrera (Oh, mercy, Modern times).

Por supuesto, sabemos que BD tiene más de 70 grandes canciones y, en fin, tampoco ignoramos que todo esto lo hacen para vender un par de numerillos de su publicitada revista... la que compramos como giles para luego indignarnos, como si Rolling Stone nos debiera algo a nosotros, miserables lectores ocasionales.

En el listado predominan, claro, los temas de esos cinco álbumes pilares en la discografía del hombre de Minnesota (The freewheelin' BD, Bringing it all back home, Highway 61 revisited, Blonde on blonde y Blood on the tracks) aunque cabe reconocer que dentro de las muchas obviedades, hay en la lista algunos temas escondidos en discos de descartes (las famosas bootleg series) y otros de menor valía dentro de su vasto trayecto (Saved, Infidels).

Todo esto para comentarles que se me ocurrió subir las canciones en el orden que les dio el magnánimo magazine norteamericano, para que ustedes, lectores ignorantes de BD o no, escuchen estas 70 grandes piezas de un mozo que cambió la historia del rock and roll y le sirvió de las mejores palabras y una épica única. Retorno triunfal del sello LMEDA Records.


Acá la lista de RS, dividida en tres partes:

1. Like a rolling stone
2. A hard rain’s a-gonna fall
3. Tangled up in blue
4. Just like a woman
5. All along the watchtower
6. I shall be released
7. It’s alright, Ma (I’m only bleeding)
8. Mr. Tambourine man
9. Visions of Johanna
10. Every grain of sand
11. It’s all over now, Baby Blue
12. Desolation row
13. Subterranean Homesick blues
14. Highway 61 revisited
15. Simple twist of fate
16. Positively 4th street
17. This wheel’s on fire
18. Ballad of a thin man
19. Blind Willie McTell
20. Blowin’ in the wind
21. Mississippi
22. Don’t think twice, it’s all right

23. Forever young
24. Lay lady lay
25. Knockin’ on heaven’s door
26. Masters of war
27. Sad-eyed lady of the lowlands
28. The times they are a-changin'
29. You ain’t goin’ nowhere
30. Girl from the North Country
31. Can you please crawl out your window?
32. Chimes of freedom
33. Idiot wind
34. Isis
35. The lonesome death of Hattie Carroll
36. With God on our side
37. Maggie’s farm
38. My back pages
39. Hurricane
40. I dreamed I saw St. Augustine
41. I’ll keep it with mine
42. I threw it all away
43. Gotta serve somebody
44. Stuck inside of mobile with the Memphis blues again
45. It ain’t me, babe

46. Jokerman
47. Spanish Harlem incident
48. Sara
49. Up to me
50. Not dark yet
51. Things have changed
52. Tears of rage
53. When I paint my masterpiece
54. 4th time around
55. If not for you
56. You’re gonna make me lonesome when you go
57. Just like Tom Thumb’s blues
58. Percy’s song
59. Million dollar bash
60. Buckets of rain
61. It takes a lot to laugh, it takes a train to cry
62. Queen Jane approximately
63. If you see her, say hello
64. Abandoned love
65. Tough mama
66. Shelter from the storm
67. Leopard-skin pill-box hat
68. One too may mornings
69. One more cup of coffee (valley below)
70. To Ramona

viernes, 14 de octubre de 2011

Lynne, Orbison y una cita con el sonido

Voy a ser directo y recomendaré dos grandes discos, con el mismo sonido y en la misma frecuencia. Es que hay algo en el cerebro y las manos de Jeff Lynne que le permite apoderarse de canciones propias y ajenas, para revestirlas de un sonido límpido y grandilocuente, ese sonido redondo que enamora los oídos al instante y colma el buen gusto.
Por ello, Jeff es considerado uno de los grandes productores de música pop en los últimos ¿30? años y su currículum lo avala: su trabajo fue requerido por gente como Brian Wilson, Paul McCartney, Tom Petty, George Harrison y más acá en el tiempo Regina Spektor, para aportar su oreja infalible y, en muchos casos, alguna ayudita en la composición de canciones (descontamos su recordada participación como productor de las Anthology beatles y en el supergrupo Traveling Wilburys).

Pero vamos al punto. Entre los tantos discos de los que JL participó -como productor en algunos temas y co-autor en varios-, se encuentra la última perla que grabó Roy Orbison, Mystery girl (1989). Mi conocimiento de Roy, hasta descubrir a los Traveling Wilburys, se basaba en una simple oración: aquél cantor que de chiquitos todos conocíamos por Pretty woman pero después no teníamos idea de quién era (?). Y resultó que Roy era una voz grandiosa, de esas gargantas privilegiadas, que llegan a lo profundo y dicen la verdad hasta en los silencios.
Bob Dylan lo describe mejor en sus Crónicas; él los sabrá convencer de que escuchen Mystery girl, una maravilla:
“Orbison trascendía todos los géneros: folk, country, rock and roll, lo que fuera. Su material mezclaba todos los estilos e incluso algunos que no se habían inventado siquiera. Podía adoptar un tono agresivo y perverso y luego cantar con voz de falsete a los Frankie Valli en el siguiente. No sabías si estabas escuchando ópera o una banda de mariachis. Te mantenía alerta, todo en él era muy visceral. Sonaba como si cantara desde la cima del monte Olimpo y realmente se lo creyera.
Interpretaba ahora sus composiciones aprovechando su extensión vocal de tres o cuatro octavas que te daba ganas de arrojarte en coche por un acantilado. Cantaba como un criminal profesional. Tenía una voz capaz de sacudir un cadáver y dejarte musitando algo como ‘Tío, no me lo puedo creer’. Había canciones dentro de sus canciones.
Orbison iba muy en serio. No se andaba con niñerías ni con pinitos de novato”.

Después de la palabra de Bob, bien podría callarme. Pero dije que tenía dos discos para recomendarles y el segundo, claro, es del bueno de Jeff. (Si no me equivoco, su única placa solista hasta el momento). Armchair theatre (1990), contiene el espíritu de redondez que poseen todos los discos que Lynne produjo a fines de los ochenta: Cloud nine, varios de Tom Petty, los de Wilburys. Y esa condición lo hace de por sí indispensable.

Si escuchan los dos álbumes seguidos, van a saber agradecer una cita placentera y hi-fi.

martes, 4 de octubre de 2011

Nebbia y La canción del mundo: música sin pasaporte

"De pronto hay dos temas míos que escribí a los 15 años y uno que escribí hace una semana, que se entienda que la música finalmente no tiene almanaque, es una cosa que va. Entonces ahí es donde meto también lo étnico. Porque cuando un tipo me pregunta '¿qué escuchabas vos cuando eras chico?'... Y bueno, yo escuchaba jazz, escuchaba bossa nova, tango, música árabe, ¡escuchaba una cantidad de cosas!
-Y a la vez a los Beatles y a los Kinks...
-Totalmente, ¡claro! Escuchaba lo que yo atendía generacionalmente pero también otras cosas porque yo era buceador. (…) Un tema nuevo que hice hace poco en Madrid, habla un poco de esto que te estoy contando: habla de que la canción del mundo -que sería una broma sobre world music, ¿no?-, algo que no tiene banderas, no tiene fronteras, anda por ahí: es una canción que no tiene pasaporte".
(Extraído de la charla que tuve con Litto el año pasado).

(Click en la imagen para ver más grande)

Litto Nebbia es un terco, no hay con qué darle. Es un hombre tenaz de esos que no abundan, un tipo consagrado a hacer música contra viento y marea, tanto que en la era del mp3 decide editar un disco triple, con DVD, booklet y packaging lujoso, burlándose de una industria en recesión y desafiando la máxima que sostiene que la gente ya no escucha más discos enteros. Es el principal elaborador de un trabajo artesanal y dificultoso que para él es una diversión y su forma de ver y hacer las cosas. De existir.
La canción del mundo – Xaouen (Ciudad Antigua) es ése nuevo álbum triple + DVD y lo primero que produce es impacto visual, ganas de romper el empaque con formato de DVDs de temporadas de sitcom. Ése es el primer lujo y hay quienes no lo comprenderán, pero todavía estamos quienes sí vemos en ese objeto una bella pieza de colección, una pequeña obrita de arte.

Luego, la operación es simple: escuchar la música de Nebbia es un instante placentero cuando uno ya está inmerso en su estilo y sus formas, que a esta altura son un género en sí mismo, con taaantos discos encima y miles de canciones compuestas. Bien sabe quien sigue sus pasos -y sino, sépalo, querido lector- que Litto es un modulador constante, un multiinstrumentista que gusta de los contrapuntos y maneja con solvencia el género que se le cante cantar. Apartado de las formas distorsivas del rocanrol, a esta altura -y hace muchísimos años ya- su status de cantautor le pasa por arriba al mote de rockero, aunque sus capacidades como músico pueden lograr que cuando se le ocurra componga discos enteros de blues, como hizo hace unos años con aquel proyecto de dos discos que se llamó, precisamente, The blues (y como hiciera en 1970 cuando sus compañeros Gatos insistían con que la mano en aquel entonces era tocar blues y el les compuso entero el clásico disco final del grupo, Rock de la mujer perdida).

Así, Nebbia construye esta trinidad de álbumes como si en verdad fuese uno solo y como si llevara a cabo -resultados a la vista, lo es- una celebración de amigos. Son 55 músicas, como gusta decir, la gran mayoría acompañadas por textos de su autoría; aunque también da lugar para que aparezcan hechas canción bonitas palabras de Hamlet Lima Quintana, Jorge Boccanera, o su coterráneo Adrián Abonizio, por citar algunos de los nombres que desfilan en el letrario del disco. Los amigos de Nebbia, está claro, no son sólo los que escriben. También lo son sus colegas: su banda estable La Luz (Daniel Colombres en los parches, Federico Boaglio en bajo; y en guitarra, ahora Gonzalo Aloras, antes Ariel Minimal), a la que se suman los aportes de Patricio Villarejo y Pablo Agri en cuerdas, Andrés Ruiz (que toca la batería en varios temas) y Guadalupe Raventos con su magnífica voz. Y esos amigos de siempre que son Ricardo Soulé -grave y necesario en Inmigración- y Emilio del Guercio.

La musicalidad del disco es amplia como su duración: candombe (la preciosa Un mundo sin heridas), folk (Soy un árbol, con la guitarra slide de Eduardo Cautiño), aires de zamba y jazz (Desde aquel entonces, una perla a dúo con la gran voz de Raventos) y hasta ¡reggae! en Ilumina (hago memoria y creo que ninguno de los rockeros argentinos de la primera camada se animó alguna vez con este género; ayúdenme). Por supuesto, también dicen presente esas canciones género Nebbia, ciudadanas y cálidas, como Capas, No hay cárcel en el aire y Yo me conozco, escrita el 27 de octubre de 2010 (recordarán el suceso de aquel día…). Además, un par de revitalizantes rescates de temas de su Volumen II (1969), con aggiornadas versiones de Hijo de América y Mes de algodón; y los pasajes instrumentales mencionados por Litto en la frase de arriba, entre homenajes a Genesis y aproximaciones a la música mexicana, aires basileros y música del Mar Caspio.
Tres discos para escuchar de a uno o continuados, porque su coherencia sonora así lo permite. Lo dice el autor en el texto introductorio del completo librillo interno: “Esta nueva producción tiene Música por todos lados”. Están advertidos.


(Las fotos que ilustran el texto son gentileza de Melopea. Intenté subir algunos temas a GoEar para que escuchen pero no tuve éxito, cuando pueda los cargo).

lunes, 26 de septiembre de 2011

Tres desde Bandcamp

Anduve dando vueltas por algunas páginas de esa nueva jungla musical denominada Bandcamp, algo así como el nuevo MySpace, pero mejorado. Bandcamp se presenta como un espacio más ágil y más bonito a la vista, en el cual se pueden escuchar millones de discos de toda la esfera (y descargar, en muchos casos). Por ahora, yo me dediqué sólo a tres grupos nuevos de Buenos Aires que me llevaron varias veces a dar play en el primer tema y llegar hasta el final de sus discos online. Con este humilde texto, los invito a ustedes también.


El David Amado Power Quinteto de Salón fue el primer grupo al que arribé. Con su reciente álbum Hacer azar (todavía virtual, próximamente físico) llenó de madera el ambiente de mi casa. David es la voz cantante, necesariamente afectada y bien rodeada de sonidos cálidos -chelos, criollas, percusiones varias- que saben cuando contagiar alegría y cuando atenuar el clima para ser más introspectivos. La conexión con Onda Vaga y Semilla podría considerarse inevitable, aunque este Quinteto suena más a banda compacta y no tanto a fogón de acústicas y vientos (como los primeros); y no se hace de electricidades más propias del rock para buscar contundencia en sus temas (como los segundos).
Si bien no es el tipo de música que más suelo escuchar, a cada reproducción me fueron ganando esos contrapuntos de cuerdas, acordeón, arpegios de guitarra y repiqueteos, complementados por esa voz limpia y melódica, que dan como resultado un logrado disco.
Se puede escuchar acá y -recién veo- descargar desde el sitio oficial, o sea acá.
Temas destacados: Lava, Caminando.



De ahí, pegué el salto a un grupo de formación más clásica e innegables influencias dylanianas, Miro y su Fabulosa Orquesta de Juguete. Hacía un tiempo ya que su extraño nombre venía flotando en crónicas y recomendaciones varias, y fue así que llegué a su fantástico LP Los caminos, donde realizan con maestría eso que parece tan fácil y a la vez es muy difícil: un disco de canciones de corte clásico que suenan parecidas a otro millón de canciones, pero tienen su encanto propio, la impronta de sus autores. Letras juguetonas, enumeraciones varias, referencias a Bob D. y Wilco, simpleza armónica, ligera desprolijidad, desgano loser y melodías envidiables.
En síntesis, un disco al que llegué tarde (es del año pasado) pero en el que pienso acampar por mucho tiempo. De esos que generan amor a primera vista.
Se escucha y baja desde su Bandcamp, o en el portal del amparador y prolífico sello platense Uf! Caruf!
Temas destacados: Caer, Positivamente calle 44.


Y para cerrar, el estreno más reciente (¿duplica?) de todos: Excursiones Polares y su Música total. No puedo juzgar al disco con tanta seguridad porque sólo lo escuché una vez y está recién salido del horno, pero temas con la polenta pop de Radiante y la oscuridad de Tiempo ahorrado me convencen de que los autores de canciones en Buenos Aires salen debajo de las baldosas, aunque el rock mainstream argentino esté en plena crisis.
¿Qué encontramos en Música total? Aires country, guitarras slide, armonías bien clásicas -¡hasta un boogie!- y un invitado estelar, Manza Esaín, que acompaña con su voz a Mi indecisión, canción que sería hit de FM si el mundo fuera un poco (sólo un poco) más justo.
Da ganas de ir a verlos en vivo y de seguir escuchando más. El que lo desee, puede bajarse del mismo bandcamp del grupo su primer opus, Grandes éxitos. Y para escuchar enterito Música total, pasen por aquí.
Temas destacados: Mi indecisión, Radiante.

Ahora sí, continúen buceando ustedes. Y den aviso si encuentran algo que les parezca interesante.