Cuentos Borgeanos es la banda que formó Miguel Sosa, más conocido como Abril, cuando dejó de formar parte de Catupecu Machu. Fanático de Borges -supongo que se dieron cuenta con el nombre del grupo-, el muchacho cambió de instrumentos además de banda: en Catupecu tocaba la batería, en gran forma, pero acá se decidió por ponerle la voz a sus canciones, acompañándose con la guitarra. Haciendo paralelos -quizá sea una comparación exagerada-, Sosa siguió el camino del gran Dave Grohl: batero en Nirvana, devenido en voz y guitarra de Foo Fighters (claro que en su caso, Nirvana dejó de existir, ya sabemos todos porqué).
La cuestión es que, al mando de Cuentos Borgeanos, Abril dio a luz dos muy buenos discos: Fantasmas de lo nuevo y el que aquí ostentamos. Son canciones que podrían definirse como optimistas pero a la vez dramáticas (?). Ahí está el gancho del grupo. Porque Estoico, el tema con el que empieza esta travesía sonora, es un tema sufrido, pero tiene un dejo de esperanza en su esencia. Y así va pasando con casi todos los temas que componen esta bonita placa.
Comparando el sonido de la banda con alguna otra, de vuelta me voy para el mismo lado: algunas cosas me hacen acordar, a los Foo Fighters. Son canciones potentes, bien armadas, rockeras pero con un gancho pop. Aquí no hay tanta guitara distorsionada, más bien son limpias y/o acústicas. Los temas son esas clásicas piezas de 3 minutos y pico donde los estribillos no fallan -Mírame, Tu voz, Andorondack, Te desconocí, Canción del agua, Cuentos imborrables- que dejan el sello de distinción al ser acompañadas por la voz de Miguel, de timbre particular.
Traten de escucharlo, que vale la pena, más allá de que el nombre del álbum más bien espanta (Misantropía: aversión a la raza humana, no comprendo el nombre del disco con respecto a sus canciones).
La cuestión es que, al mando de Cuentos Borgeanos, Abril dio a luz dos muy buenos discos: Fantasmas de lo nuevo y el que aquí ostentamos. Son canciones que podrían definirse como optimistas pero a la vez dramáticas (?). Ahí está el gancho del grupo. Porque Estoico, el tema con el que empieza esta travesía sonora, es un tema sufrido, pero tiene un dejo de esperanza en su esencia. Y así va pasando con casi todos los temas que componen esta bonita placa.
Comparando el sonido de la banda con alguna otra, de vuelta me voy para el mismo lado: algunas cosas me hacen acordar, a los Foo Fighters. Son canciones potentes, bien armadas, rockeras pero con un gancho pop. Aquí no hay tanta guitara distorsionada, más bien son limpias y/o acústicas. Los temas son esas clásicas piezas de 3 minutos y pico donde los estribillos no fallan -Mírame, Tu voz, Andorondack, Te desconocí, Canción del agua, Cuentos imborrables- que dejan el sello de distinción al ser acompañadas por la voz de Miguel, de timbre particular.
Traten de escucharlo, que vale la pena, más allá de que el nombre del álbum más bien espanta (Misantropía: aversión a la raza humana, no comprendo el nombre del disco con respecto a sus canciones).
Se supone que ya tienen listo otro disco, así que pueden entrar en calor con este.
2 comentarios:
Hola!!
muy lindos posteos musicales tenes!!
saludos!
lorena
opino igual con respecto a las diferendias entre los discos. y si... Foo Fighters está re presente
|avi|
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